Cali, junio 2 de 2023. Actualizado: viernes, junio 2, 2023 16:17
Urge intensificar las labores de inteligencia para desmantelar las bandas; este fenómeno no se combate con guardas bachilleres en las esquinas.
Los tres casos de atentados sicariales registrados en la última semana en Cali encendieron las alarmas al evidenciar que en la ciudad aún hay “oficinas de cobro” activas, pese a los esfuerzos que han realizado las autoridades para desmantelar estas bandas de mercaderes de la muerte.
Si bien ante cada caso se han escuchado voces que reclaman mayor protección para las personas que realizan actividades con algún tipo de riesgo o que han recibido amenazas, y otras que piden se refuerce la seguridad de las zonas en las que se han cometido atentados, de fondo, lo que se requiere es intensificar el trabajo de inteligencia para poner tras las rejas a quienes se lucran del macabro negocio de la muerte.
La realidad es que no hay policías suficientes para asignarle un esquema de seguridad a cada ciudadano en riesgo, y reforzar la vigilancia en ciertos sectores, algo que puede funcionar para prevenir otros delitos, no evita la acción de los sicarios, que simplemente cambian de punto para emboscar a su víctima.
En ese sentido, se requiere destinar más recursos para las labores de inteligencia encaminadas a acabar con las “oficinas de cobro”.
Igualmente, es necesario que se cumpla la restricción de parrillero hombre, pues la no aplicación de la misma facilita el accionar de sicarios, fleteros y atracadores, que, ante la falta de control por parte de las autoridades, utiliza este tipo de vehículos rápidos para delinquir.
El sicariato representa tal vez la mayor degradación de una sociedad frente al respeto a la vida, pues le pone precio a la misma, por eso se debe hacer un esfuerzo mayúsculo para acabar con este flagelo.
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