La inseguridad en el sistema integrado de transporte masivo de Cali es un tema que amerita mayor atención y acción por parte de las autoridades; abundan las pruebas y los testimonios que dan cuenta del acoso que padecen los usuarios, que esperan en las estaciones y abordan los buses llenos de prevensión, debido al temor a ser atracados.

La experiencia del usuario del MIO, para utilizar un concepto del mercadeo actual, es cada vez más negativa, pues a las demoras en los trayectos, debido a la baja frecuencia de las rutas, se han sumado otros factores de estrés para los pasajeros. Uno de ellos tiene que ver con la aglomeración dentro de los buses, que no se solucionó en tiempos de pandemia.

Aunque las autoridades sostengan que el riesgo de contagio dentro de estos vehículos es bajo, porque los pasajeros no hablan entre sí, es tal el hacinamiento en el que se viaja, que resulta imposible que alguien se sienta tranquilo frente al riesgo de contagio del coronavirus.

Si a lo anterior se suma el temor a ser atracado mientras espera el bus o dentro de éste, se tiene que abordar el MIO resulta una verdadera tortura sicológica para muchas personas.

Mejorar la seguridad dentro del sistema, además de lo que representa para la integridad y tranquilidad de los usuarios, se debe hacer por la misma supervivencia del masivo, pues el accionar de los ladrones en buses y estaciones termina alejando a más gente del MIO, sistema que vive en estado agónico por falta de pasajeros.

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