La situación que vive Cuba, después de 62 años de dictadura comunista, es un espejo en el que Colombia debe mirarse para no recorrer el camino que llevó a este país al estado de postración en el que se encuentra, y que equivocadamente recorrieron otras naciones, como Venezuela, que en sólo 20 años de chavismo, inspirado en el castrismo, pasó de ser el país más rico de la región a padecer una escasez similar a la que se vive en la isla.

Aunque Fidel Castro no llegó al poder por la vía democrática, como lo hizo Hugo Chávez, en su momento ambos representaron la esperanza de países hastiados por la corrupción, pero su ambición por el poder los llevó a convertirse en tiranos que condenaron a sus pueblos a un sistema en el que se reparte la pobreza, se reprime a la oposición y los privilegios son exclusivos de la élite del gobierno.

Por eso, no es extraño que ahora los cubanos se atrevan a manifestarse contra la dictadura, hoy en cabeza de Miguel Díaz-Canel, heredero de los Castro, pues, pese a la represión que los contuvo durante tantos años, la pandemia del covid-19 desnudó su realidad y comprendieron que sólo la transición hacia la democracia les permitirá comenzar a recuperar el tiempo perdido por causa del régimen comunista.

Culpar a Estados Unidos de la situación de Cuba, como lo hace el régimen, es subestimar la inteligencia de los habitantes de la isla y de la comunidad internacional, pues es claro que son los Castro y sus cómplices los responsables de implantar un modelo improductivo en cual el gobierno hace que la población dependa para todo del Estado, pues así pueden someterla.

Por eso, Colombia debe cuidarse de creer las promesas de quienes hablan de democracia, pero defienden el modelo cubano, pues, como lo hizo Chávez, pueden vender un discurso para llegar al poder, pero después implantar un régimen de terror y hambre como el de la isla.

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