Popayán y Pasto están aisladas, hay que hacer algo por estas ciudades mientras se abre paso en la vía.

El bloqueo de la carretera Panamericana entre Cali y Popayán completa hoy 22 días y parece que va para largo, pues la minga indígena mantiene sus peticiones de más tierras, más recursos y más autonomía en sus territorios, y además exige la presencia del presidente Iván Duque, mientras que el Gobierno Nacional, con toda la razón, se mantiene firme en su posición de no asumir compromisos imposibles de cumplir y de no realizar una reunión con presencia del Jefe de Estado en la zona mientras persistan las vías de hecho.

Con este panorama, la situación de desabastecimiento en Popayán y Pasto y otros municipios de Cauca y Nariño podría tornarse crítica.

En ese sentido, la atención de las necesidades de las dos ciudades capitales y de las demás localidades afectadas por el taponamiento de la Panamericana debe ser prioritaria.

Hay dos decisiones que, basado en la declaratoria de emergencia, podría tomar el Gobierno Nacional para aliviar la situación de Popayán y Pasto mientras se busca la mejor salida al bloqueo de la carretera: la primera, abrir la frontera con Ecuador y permitir el ingreso de comida, medicamentos y combustible desde el vecino país.

La segunda, establecer un puente aéreo permanente, con aviones de la Fuerza Aérea entre Cali y Popayán y Cali y Pasto para contrarrestar el desabastecimiento.

Si esto se logra, el Gobierno se quitaría de encima el apremio que significa tener a dos capitales con estanterías desocupadas y dejaría a la minga sin su principal mecanismo de presión.

En ese sentido, buscar alternativas para atender la situación de Popayán y Pasto serviría también para mejorar la posición de negociación del Gobierno ante una comunidad que no mide ni sus pretensiones ni el daño que le ocasiona al resto del país.

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