Cali, marzo 28 de 2024. Actualizado: jueves, marzo 28, 2024 00:21
La experiencia de procesos anteriores debe servir para sacar adelante un buen acuerdo de paz.
El próximo lunes, 9 de marzo, se cumplirán 25 años de la firma del acuerdo de paz entre el Gobierno de Colombia y el M-19, y aunque este proceso se dio bajo condiciones muy diferentes a las negociaciones que se adelantan con las Farc en Cuba, la conmemoración sirve para reflexionar y buscar en las lecciones de esa desmovilización dada en 1990 que puedan aplicarse al actual proceso.
El M-19 era una agrupación con respaldo popular, a diferencia de las Farc, que, según la más reciente encuesta de Gallup Colombia, tienen una imagen desfavorable del 90%. Allí podría estar el primer mensaje para el grupo armado ilegal: si su propósito es sacar adelante el proceso de paz, debe buscar el favor de los ciudadanos, a través del reconocimiento de los errores y de la reparación de las víctimas, y también debe generar confianza mediante la moderación del lenguaje, pues cada vez que un vocero del grupo armado ilegal entrega declaraciones en tono desafiante, la opinión pública se llena de desconfianza frente a las negociaciones.
Al hablar del tema, el senador Antonio Navarro, quien hizo parte del M-19, insiste en que no se puede dar reversa en el proceso de paz con las Farc, y es cierto, el país debe apostarle a sacarlo adelante, pero no a cualquier precio, tiene que ser un buen acuerdo, sin impunidad y con compromiso de no repetición, para lo cual es fundamental que la guerrilla entregue las armas, como lo hizo el M-19.
Hoy la legislación colombiana y la justicia transnacional no permiten amnistías; por eso se debe buscar un punto de encuentro entre las aspiraciones de la guerrilla y la aplicación de la ley. Así como es claro que los subversivos no negociarán si no se les permite participar en política, es claro que el país no puede aceptar un acuerdo con impunidad, por eso hay que pensar en justicia transicional aplicable para todos los actores del conflicto, no sólo para los guerrilleros, porque sería un error reeditar lo que ocurrió con el M-19, que no respondió por la toma al Palacio de Justicia, mientras que hay miembros de la Fuerza Pública presos por la retoma.
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