Cali, marzo 27 de 2023. Actualizado: lunes, marzo 27, 2023 19:52
Los colombianos deben aprender a rechazar las malas prácticas vengan de quien vengan.
Resulta sorprendente la forma en la que muchos colombianos asumen posiciones ante los escándalos del momento, pues según sus preferencias políticas, defienden a unos y condenan a otros.
Esta reflexión viene a colación a propósito de los dos escándalos políticos del momento: los audios que involucran al fiscal general de la Nación, Néstor Humberto Martínez, con los pagos irregulares de Odebrecht, y el video en el que el senador Gustavo Petro recibe una cuantiosa suma de dinero en efectivo.
Aunque ambos han dado explicaciones sobre estas grabaciones que los tienen en el ojo del huracán, es claro que tanto las versiones dadas por Martínez como por Petro deben ser objeto de investigaciones exhaustivas, pero de verdad, que permitan establecer si el primero fue cómplice del pago de coimas y si el segundo recibió financiación ilícita para una de sus campañas.
La posición sensata que se esperaría de cualquier colombiano es que exija que se llegue a la verdad de ambos casos y que se sancione a quien haya que sancionar, pero no.
Lo que se ve en espacios periodísticos, políticos y en redes sociales, es una visión preferencial en la que se asumen como ciertas las sindicaciones que se le hacen a quien está en la orilla política contraria, y al mismo tiempo se asume como montaje lo que se le endilga a quien es afín.
La justicia y los órganos de control no pueden actuar bajo esa visión preferencial y deben asumir ambos casos con suficiente equilibrio, pues independientemente de las dignidades que ocupen quienes hoy son cuestionados con pruebas que invitan a dudar, lo que se espera es que en este país todos los ciudadanos, con poder o sin él, sean medidos con la misma vara.
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