Si no se va a fumigar con glifosato, ¿cómo se erradicarán los cultivos ilícitos?

La decisión de suspender las fumigaciones de los cultivos ilícitos con glifosato, ratificada por el Consejo nacional de estupefacientes sin que haya un plan b en marcha para la erradicación de las plantaciones de coca, amapola y marihuana podría representar un retroceso de 30 años en la lucha de Colombia contra el narcotráfico.

La ratificación de esta decisión se produjo justo cuando el ministro de defensa, Juan Carlos Pinzón, confirmó que la producción de cocaína ha aumentado en el país en el último año en un estimado del 20%.

Si esto ocurrió mientras se aplicaba la aspersión del herbicida sobre los cultivos ilícitos, ¿qué pasará ahora que se dejará de utilizar?

No se trata de defender el uso del glifosato, sino de reclamarle al Gobierno Nacional que no deje al país sin un plan serio en esta materia, pues la capacidad de erradicación manual es muy baja. Se calcula que en Colombia hay 48 mil hectáreas de coca y los erradicadores manuales apenas son poco más de 500.

El narcotráfico es una realidad de Colombia, un fenómeno que no se acabó con la muerte de Pablo Escobar ni con la captura de los capos del cartel de Cali, y que tampoco terminará si la negociación con las Farc llega a feliz término; por las condiciones sociales del país siempre aparecerá un nuevo cartel, y  no tener una política eficiente contra los cultivos ilícitos hará que la oferta de droga crezca y con ella todos los problemas de seguridad conexos, es decir que el país podría volver a vivir una situación tan compleja como la que afrontó en los años 80 y 90.

Si la fumigación con glifosato no va más, hay que sustituirla por un mecanismo igual o más eficiente.

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