Estas agrupaciones están ocupando el espacio de la guerrilla.

Poco a poco, sin que se haya firmado un acuerdo de paz con las Farc, las bandas criminales han ido sustituyento a la guerrilla en el manejo de los negocios ilícitos, especialmente en lo que a narcotráfico, minería ilegal y extorsiones respecta, o por lo menos es lo que parece.

Son varios los hechos que así lo indican: Hace un par de semanas el Gobierno Nacional informó que las bacrim están reclutando mujeres y niños en varias zonas del país, entre ellas el norte del departamento del Cauca, para trabajar en minería ilegal. Las hipótesis que apuntan a que el helicóptero de la Policía que cayó en el Urabá antioqueño fue derribado sugieren que el hecho no sería autoría de la guerrilla sino de una banda criminal. El pasado fin de semana fue capturado un concejal de un municipio de Sucre, señalado como supuesto miembro de una de estas organizaciones criminales. En los departamentos de Nariño, Putumayo, Caquetá, Cauca, Meta, Chocó, Casanare y Norte de Santander la Unidad nacional de protección tiene identificados candidatos amenazados por bandas criminales.

¿Cuál es la verdadera dimensión de este fenómeno delincuencial? ¿Está preparado el Estado para enfrentarlo? Las bandas criminales son una mezcla de guerrilla, narcotráfico y delincuencia común, un fenómeno más complejo que los anteriores, disperso en varios grupos, ante el cual no se puede bajar la guardia.

Si se llega a un acuerdo de paz con las Farc, ¿qué hará el Gobierno para evitar que las bases de la guerrilla pasen a engrosar estas organizaciones? Por eso es prematuro que desde ya se hable de la reducción del Ejército, del desmonte de fuerzas de tarea y otros recortes cuando se cierne una nueva amenaza que podría dar al traste con la anhelada paz, pues de nada serviría negociar con las Farc si cuando esto se dé otras organizaciones criminales ocuparán su lugar.

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