Cali, marzo 26 de 2025. Actualizado: martes, marzo 25, 2025 23:08
Se equivocan quienes, ante la destitución de Martín Vizcarra como presidente de Perú, ven en el caso del hermano país un ejemplo a seguir en Colombia.
Aquí no se trata de cuestionar las decisiones de los peruanos, pues ese es un asunto interno de la nación vecina, sino de evidenciar los daños que la inestabilidad política trae para un país. En los últimos tres años Perú ha tenido tres presidentes y, más allá de las razones por las que los mandatarios fueron depuestos, la alteración institucional terminó por afectar el proceso de crecimiento económico de los últimos diez años.
Colombia es la democracia más sólida de América Latina, se le considera así porque desde hace 72 años, cuando terminó el periodo de la junta militar que puso fin a la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla, únicamente el voto popular ha definido quién gobierna y todos los mandatarios han podido cumplir sus periodos.
Eso, a lo que tal vez muchos colombianos no le dan valor, es un patrimonio intangible que se debe cuidar para evitar que se rompa la democracia y Colombia caiga, como ha ocurrido con tantas naciones de la región, en regímenes totalitaristas o vaya de golpe en golpe, lo que significa una incertidumbre permanente.
Por lo anterior, resultan peligrosas esas iniciativas que, como el referendo revocatorio, le apuestan a debilitar las instituciones con intenciones electoreras. En nuestro país, afortunadamente, la figura presidencial está blindada para evitar la inestabilidad en la que podría caer si el mandatario de turno pudiera ser depuesto con facilidad.
Es muy fácil que un gobernante caiga en la impopularidad, por eso destituirlo no puede ser más fácil que elegirlo, pues si se abre esa puerta, recuperar más que difícil.
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