Cali, junio 2 de 2023. Actualizado: viernes, junio 2, 2023 17:38
En teoría, el voto en blanco es un castigo a las maquinarias electorales, pues representa la inconformidad ciudadana frente a la clase política.
Sin embargo, en la práctica, quienes más se favorecen con el voto en blanco son, paradójicamente, los mismos de siempre, los políticos tradicionales a quienes se busca castigar.
¿Por qué? Es muy claro, quienes votan en blanco son electores activos que no pertenecen a estructuras políticas, por lo tanto las maquinarias no se ven afectadas cuando un ciudadano marca la casilla vacía.
Contrario ocurre con los candidatos independientes o aquellos que representan renovación dentro de los partidos políticos y basan sus campañas en ideas y propuestas, pues el crecimiento del voto en blanco les quita electores.
El voto en blanco es una alternativa cuando no hay por quién votar, pero en el caso de las elecciones legislativas del próximo 9 de marzo hay 2.750 candidatos inscritos, y en las presidenciales del 25 de mayo aparecerán al menos 8 opciones muy diferentes en el tarjetón.
Por eso resulta absurdo que un ciudadano diga que no encuentra por quién votar cuando hay candidatos de todas las tendencias del espectro político, de izquierda a derecha.
Allí está el meollo del asunto, pues el voto en blanco se está convirtiendo en una salida facilista de quienes prefieren marcar la casilla vacía antes de darse a la tarea de buscar buenas opciones, pues esto implica detenerse a estudiar quiénes son los candidatos, qué proponen y qué han hecho.
Marcar en blanco en las elecciones es tanto como botar el voto, pues no se logra ningún cambio, sino que se debilita a los candidatos independientes y se abona el terreno para que ganen las maquinarias.
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Una publicación diaria del Nuevo Diario Occidente S.A. Fundado el 19 de noviembre de 1961
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