Cali, mayo 26 de 2022. Actualizado: jueves, mayo 26, 2022 10:12
El discurso de \”Iván Márquez\” ayer durante el inicio del proceso de negociación entre el Gobierno Nacional y las Farc no se diferencia en nada de las declaraciones que en su momento dieron \”Tirofijo\” y \”Raúl Reyes\” durante los frustrados diálogos de San Vicente del Caguán. Si la posición de la guerrilla sigue siendo la misma, igual de pretensiosa, intransigente y cínica, será muy difícil que se llegue a un verdadero acuerdo de paz.
El descaro y la dureza del vocero subversivo contrastaron con la excesiva generosidad y condescendencia que dejó entrever el Gobierno Nacional a través del jefe de su equipo negociador, el ex vicepresidente Humberto de la Calle, punto que causa preocupación, pues si bien en el propósito de concretar un acuerdo con la guerrilla habrá que \”tragar sapos\”, el Estado colombiano no puede doblegarse ante ningún grupo armado ilegal, y menos ante las Farc, que han perdido su poder político y militar, y no están en capacidad de imponer condiciones.
Al sentarse a la mesa de diálogo las Farc no le están haciendo un favor a Colombia, al contrario, al abrir la puerta de una salida negociada al conflicto es el Estado el que le da una oportunidad a la guerrilla; por lo tanto la actitud prepotente y desafiante de los voceros subversivos no tiene lugar en las conversaciones.
Con lo que dijo en su primera alocución, \”Iván Márquez\” demostró que las Farc buscarán salirse de la agenda acordada previamente con el Gobierno Nacional; por eso a él y a la organización al margen de la ley que representa hay que dejarles muy claro que el modelo de desarrollo, la economía de mercado, la propiedad privada y el ordenamiento democrático, que son elementos fundamentales del Estado colombiano, no están en discusión y no se van a negociar, ese no puede ser el precio de un acuerdo con las Farc.
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