Cali, diciembre 8 de 2024. Actualizado: sábado, diciembre 7, 2024 00:11
El impuesto a las bebidas azucaradas le da recursos al Gobierno, pero no le enseña a los colombianos a alimentarse.
La propuesta del Ministerio de Salud de aumentar los impuestos a las bebidas azucaradas, que tiene un objetivo netamente financiero, debe motivar un debate nacional serio sobre la falta de promoción de la alimentación sana en nuestro país, pues la llamada comida chatarra está al orden del día en la dieta de los colombianos, con efectos desastrosos para sus organismos que a su vez disparan los costos del sistema de salud.
La optimista teoría del Gobierno Nacional, que parece estar pensando más en la plata que va a recaudar que en otra cosa, es que al tener que pagar más por las gaseosas y otro tipo de productos, los colombianos reducirán su consumo, esto disminuirá las enfermedades relacionadas con la mala alimentación y, al tiempo, bajarán los costos de atención derivados de estos males.
Es cierto que el exceso de calorías genera sobrepeso y obesidad, lo que desencadena enfermedades como afecciones cardiovasculares, cáncer y diabetes, por mencionar solo algunas. Se calcula que al año mueren en Colombia 110 mil personas por males originados en la mala alimentación. Sin embargo, es ingenuo creer que el aumento de $100 o $200 a una bebida azucarada solucionará el problema, pues, si bien el recaudo para el Gobierno será millonario, estos productos seguirán siendo asequibles para los golosos colombianos. El Ministerio de Salud debería pensar, mejor, en una estrategia para que los colombianos dejen atrás el concepto de comer y aprendan a alimentarse.
En Colombia la prevención en materia de salud sigue quedándose en el papel, tal vez porque la rentabilidad está en curar.
Para el Estado todo se “soluciona” con cárcel o con impuestos, pero en el caso de los problemas derivados de la mala alimentación, como en casi todo, la solución de fondo está en la educación.
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