Hay que reconocer que el presidente de la República, Iván Duque, resolvió con rapidez y de muy buena forma la crisis generada con la salida de Guillermo Botero del Ministerio de Defensa.

Las designaciones de Carlos Holmes Trujillo como nuevo jefe de la cartera de Defensa, y de Claudia Blum como nueva canciller, generan confianza y permiten mirar con optimismo las gestiones que ambos realizarán al frente de estos dos ministerios, que son claves en la actual coyuntura nacional.

Los dos dirigentes vallecaucanos tienen sobrada experiencia en lo público, conocen el Estado y su credibilidad va más allá del uribismo, pues son figuras que se han ganado el respeto a lo largo de sus extensas trayectorias como actores de la democracia: él ha ocupado otros tres ministerios (Educación, Interior y Relaciones Exteriores), fue constituyente, comisionado de paz y alcalde de Cali, y ella fue embajadora ante las Naciones Unidas, presidenta del Congreso, senadora en cuatro periodos y concejal de Cali.

Para el Valle del Cauca debe ser un orgullo que dos representantes de esta tierra asuman tan altas dignidades. Además, habla muy bien del presidente Iván Duque que, pese a no haber ganado la seguna vuelta en este Departamento, haya aumentado la representación vallecaucana en su equipo y se haya fijado en dos hijos de esta tierra para encomendarles dos de las tres carteras más importantes de su gabinete.

Ante hojas de vida tan sólidas, se quedan sin argumentos quienes critican por criticar, con el afán de generarle inestabilidad al Gobierno Nacional.

Por eso, no queda más que desearles todo el éxito en sus gestiones, pues, aunque suene a cliché, si a ellos les va bien, al país le irá bien.

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