Hace solo dos meses la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, Ocde, publicó los resultados de las pruebas Pisa, evaluación en la que Colombia se rajó, ocupando el puesto 58 entre 79 países.

Al analizar el resultado de estas pruebas, que evalúan el desarrollo de las habilidades y conocimientos de los estudiantes de 15 años de edad a través de tres pruebas principales: lectura, matemáticas y ciencias, se concluye que la calidad de la educación básica en nuestro país es deficiente.

Después de los dos días de paro educativo que se vivieron en Colombia esta semana, jornadas de protesta convocadas por los maestros para reclamar sus derechos, bien vale la pena plantearles a los docentes el reto de mejorar la calidad educativa, pues así como el gremio tiene la libertad de exigir las condiciones laborales que considera, debe responderle al país por el nivel de formación que les brinda a los siete millones y medio de estudiantes de las instituciones públicas.

Cuando se revisan los resultados de las pruebas Saber, se encuentra que los mejores puntajes los tienen estudiantes de instituciones privadas. En el ranking de las 25 mejores calificaciones de 2019 no hay ninguna institución pública.

No se trata de estigmatizar al magisterio, sino de invitar a los docentes a hacer una evaluación constructiva que les permita identificar las falencias que pueden corregir por sí mismos para mejorar la calidad de la educación.

En diciembre pasado, cuando presentó en París el informe sobre las pruebas Pisa, el secretario general de la Ocde, Angel Gurría, dijo: “Sin la educación adecuada, los jóvenes languidecerán al margen de la sociedad, incapaces de enfrentar los desafíos del futuro mundo del trabajo, y la desigualdad seguirá aumentando”.
Mejorar la calidad de la educación básica debe ser un reto de todos.

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