Cali, marzo 19 de 2025. Actualizado: miércoles, marzo 19, 2025 09:28
La captura en Cali de los presuntos autores materiales del atentado contra el ex ministro Fernando Londoño, entre ellos un joven de 16 años de edad, debe llevar a la sociedad caleña y a las autoridades locales a hacer una reflexión profunda sobre los alcances de la criminalidad en la ciudad, que ha llegado a un nivel tan complejo, que ahora exporta \”mano de obra\” delincuencial a otras partes del país.
Pese a los esfuerzos operativos de la Policía Metropolitana, que casi semanalmente desmantela o una banda delincuencial o una oficina de cobro, como se le dice vulgarmente a las agrupaciones sicariales, el crimen no se detiene en la ciudad, y, por el contrario, sigue sorprendiendo con hechos tan vergonzosos y preocupantes como el sofisticado ataque contra el ex ministro Londoño.
¿Y por qué, si las capturas de los delincuentes han aumentado en la ciudad, la \”industria\” criminal continúa? Con un desempleo que según cifras del Dane llega al 13.9, pero que extraoficialmente se calcula más elevado, Cali tiene en sus desempleados, un peligroso caldo de cultivo para la delincuencia; sin justificar la errada decisión de quienes optan por el mal camino, hay que reconocer que una persona sin oportunidades y llena de carencias y necesidades básicas insatisfechas, es más vulnerable frente a la tentación del dinero fácil, y así como hay quienes tienen la dignidad de rebuscarse honestamente, otros, en medio de la cultura traqueta que sobrevive, deciden ingresar al mundo de lo ilícito.
El común denominador de los vendedores de droga, los pandilleros, los raponeros, los sicarios y todo tipo de delincuentes que alteran la tranquilidad ciudadana, es la exclusión social, la cual tiene su origen en la falta de educación, oportunidades y empleo, que debería ser el derecho humano número uno, pues a través de éste se garantiza el acceso a los demás.
De nada servirá que se capture a delincuentes y se desmantelen organizaciones delincuenciales, si no se pone fin a las causas estructurales del problema, pues siempre habrá alguien dispuesto a ocupar el lugar que dejen los que sean puestos presos o dados de baja.
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