Hace tres décadas la ciudad empezó a planificar este proyecto, pero lo abortó.

Ahora que empiezan a escucharse propuestas de campaña, valdría la pena conocer qué opinan los candidatos a la Alcaldía de Cali sobre la construcción del metro, un proyecto que la ciudad empezó a planear en 1998 y que fue abortado en 2001 para darle paso a un sistema de transporte basado en buses articulados que no ha logrado satisfacer las necesidades de los caleños.

Ante la gran insatisfacción con el MIO, por sus problemas de frecuencia y cobertura, son varias las voces que insisten en que la solución para las dificultades que tiene Cali en materia de transporte público debe incluir la construcción de un metro.

Se equivocan quienes sostienen que una ciudad del tamaño de la capital del Valle no necesita este tipo de sistema de transporte; además del ejemplo de Medellín, que entró en operación en 1995, hay otra ciudad de proporciones similares que está a punto de poner en funcionamiento su primera línea de metro: Quito, la capital de Ecuador, que se apresta para inaugurar su red subterránea en julio de este año.

Cali tiene que dejar de pensar en pequeño y en el corto plazo, y dar el salto para apostarle a proyectos de largo alcance.

El metro tiene que ser una iniciativa de ciudad con la que se comprometan varias administraciones municipales, pero debe ser la próxima la que dé el primer paso.

El metro no es el único proyecto de largo plazo al que Cali debe apostarle con urgencia, pues está rezagada en materia de vías, de energía, de agua, y la única forma de avanzar en estos aspectos es apostarle a grandes obras, de lo contrario, seguirá siendo una ciudad de hace tres décadas con los retos de hoy.

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