Cali, en el subdesarrollo

er los carrotanques que reparten agua en las zonas de Cali afectadas por los cortes del vital líquido es una escena dantesca, pues simboliza el nivel de subdesarrollo de la ciudad, una urbe con más de dos millones 200 mil habitantes, atravesada por siete ríos, ubicada en una de las zonas con mayor riqueza hídrica del mundo, en la que no está garantizado el servicio de acueducto.

Habrá quienes justifiquen este problema con la sequía que azota a buena parte del país, pero el problema de Cali, como ya se ha sostenido desde esta tribuna de opinión, no es cuestión del verano, sino de la falta de planeación y de acción de administraciones municipales que no han hecho nada concreto para garantizar el suministro de agua potable.

Demostrado está que con buena planeación, aprovechamiento de la ingeniería y la tecnología, y con decisión política, se puede garantizar agua hasta a una metrópoli en medio del desierto, como ocurre con grandes ciudades de los países árabes, por eso lo que está ocurriendo en Cali, en jaque tras tres meses de sequía, es decepcionante.

Y si es decepcionante la falta de visión y acción del pasado, cuando se permitió la expansión de la ciudad sin garantizar la cobertura en materia de servicios públicos, también lo es la indolencia que se percibe por parte de las autoridades locales ahora que el problema empieza a mostrar su verdadera magnitud, es como si los únicos que percibieran la gravedad de lo que está ocurriendo fueran quienes están siendo afectados por los cortes de agua.

El hecho de que Emcali no esté bajo el manejo de la administración municipal sino de la Nación, no exime al gobierno local de su responsabilidad de liderar la búsqueda de una solución al problema del agua; hoy el tema del acueducto es tanto o más prioritario que el de la escisión del componente de Telecomunicaciones.

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