Cali, mayo 31 de 2023. Actualizado: miércoles, mayo 31, 2023 21:38
Si los cultivadores no asumen la transformación del producto y su comercialización, seguirán trabajando a pérdida.
En los últimos tres años el precio internacional del café cayó de US$1.60 a solo un dólar. Cultivar este grano ya no es negocio para los campesinos colombianos, pues el pago que reciben por una carga (125 kilos) no cubre ni siquiera los gastos de producción. Nuestros caficultores están trabajando a pérdida.
Paradójicamente, mientras a un cultivador en Colombia se le paga un dólar por una libra de café, una taza de esta bebida, en cuya preparación se gastan solo diez gramos, se vende en el mismo valor o hasta el doble al otro lado del mundo.
El negocio es claramente inequitativo: mientras a los productores se les paga cada vez menos, los comercializadores ganan cada más, pues el café ya procesado es cada vez más apetecido y costoso en otros países.
A los caficultores colombianos únicamente les quedan dos caminos: la sustitución del café por otro cultivo o continuar en el negocio, pero asumiendo el proceso más allá de la venta del grano, es decir, comercializar el producto ya transformado.
La gran pregunta es quién y cómo ayudará a los caficultores en este proceso, pues claramente se requiere estructurar una cadena de valor, ¿por qué el café que se vende en Estados Unidos, Europa y en los países de oriente no es tostado, molido y empacado en Colombia y comercializado por una firma que represente a nuestros caficultores?
Más que la entrega de subsidios y otras ayudas solicitadas por la Federación Nacional de Cafeteros, el apoyo más efectivo que puede darle el Gobierno Nacional a los cultivadores de café está en organizarlos, capacitarlos y acompañarlos para que asuman la comercialización.
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Una publicación diaria del Nuevo Diario Occidente S.A. Fundado el 19 de noviembre de 1961
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