¿Buenaventura está despertando?

jueves 13 de marzo, 2014

La multitudinaria marcha que se realizó el 19 de febrero y el plantón que se llevó a cabo ayer en Buenaventura para protestar contra la violencia tienen gran valor porque podrían ser el principio de un positivo cambio de actitud de los habitantes del puerto, que han tenido una actitud demasiado pasiva frente a los problemas de su ciudad.

El de ayer fue un plantón contra los violentos, que han llenado de zozobra la vida de los bonaverenses, que a través de extorsiones tienen al comercio al borde de la quiebra, y que han llenado de sangre y dolor a cientos de familias porteñas utilizando los métodos más bárbaros.

Sin embargo, poco hay que exigirle a quienes viven en la ilegalidad, el dolor ajeno y el reconocimiento de las normas no les importa, por eso el reclamo unánime de la sociedad bonaverense debe dirigirse hacia el Estado en todos sus niveles, pues los problemas del puerto, como la inseguridad, la violencia, la miseria, la falta de servicios públicos, la ausencia de oportunidades, etc., tienen origen en un mal mayor, que es el que carcome a Buenaventura: la corrupción.

Ahora que la gente de Buenaventura empieza a cuestionarse como artífice de su propia tragedia, algo que hay que valorar, los ojos de los porteños y de las autoridades departamentales y nacionales deben dirigirse hacia los corruptos, que están enquistados en casi todas las autoridades asentadas en el puerto, y es debido a ellos que los violentos siguen haciendo de las suyas y que los recursos que deberían invertirse en mejorar la calidad de vida de los bonaverenses se desvían con rumbo desconocido.

Por eso hay que partir de reconocer que la cultura de la ilegalidad está arraigada en las entidades oficiales del Distrito.

Los bonaverenses deben tener claro que sólo el reclamo ciudadano permanente obligará un cambio de verdad, y si no es así, todo seguirá igual.