“El presidente Petro endurece su discurso contra el periodismo y alienta su criminalización”. Este encomillado corresponde a un titular de la Fundación para la Libertad de Prensa, Flip, a raíz de los reiterados ataques del presidente Gustavo Petro contra los medios de comunicación que publican información veraz, pero que afecta la imagen de su gobierno.

“Sus mensajes terminan restándoles credibilidad; buscando presionar la agenda mediática para que aborde favorablemente su gestión; alimentando un discurso en el que la prensa es antagonista, y así abre la puerta a la criminalización de los medios”, advirtió la Flip.

Y no es para menos, Petro ha atacado a los medios de comunicación y ha culpado a la prensa de diversas conductas, incluso de actos delictivos, para invalidar sus denuncias y restar credibilidad a las críticas.

El mandatario ha publicado al menos 34 trinos que claramente atentan contra la libertad de expresión.

El jefe de Estado ha intentado imponer la idea de que existe una campaña de desinformación en su contra, y eso es peligroso porque pone a los periodistas en la mira de los fanáticos políticos, pero, además, porque genera un ambiente de autocensura en el que la intimidación por los mensajes presidenciales contra la prensa puede llevar a muchos medios de comunicación a abstenerse de publicar información que pueda incomodar al gobierno nacional.

Cuando un gobernante sataniza a la prensa y no acepta la crítica, se pone en peligro la libertad de expresión, la fiscalización del poder, la transparencia gubernamental, la confianza pública y se crea un entorno propicio para la desinformación y la manipulación.

Estos factores amenazan los cimientos de una sociedad democrática y debilitan la capacidad de los ciudadanos para tomar decisiones informadas y participar activamente en la vida política.

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