Las estadísticas demuestran que Colombia ha manejado mucho mejor la pandemia del covid-19 que otros países de la región e incluso que varias naciones europeas, hecho que, contrario a bajar la guardia en el autocuidado, debe ser asumido tanto por las autoridades como por la ciudadanía como un reto, pues en la medida que haya un esfuerzo colectivo en el cumplimiento de los protocolos de bioseguridad, no solo disminuirán los contagios y las muertes por el virus, sino que también se alejarán los fantasmas de las restricciones y los cierres, que tanto temor generan, pues llevarían al país a la peor crisis socioeconómica de su historia.

Aunque lamentablemente cerca de 33 mil compatriotas han perdido la vida hasta el momento por cuenta del covid-19, la tasa de mortalidad de Colombia por esta enfermedad es de 2.87%, mucho más baja que las de otros países que incluso la triplican, como es el caso de México, donde llega casi al 10%. En el vecino Ecuador es del 7.3% y en Perú, del 3.8%.

El reto, entonces, debe ser avanzar en la disminución de la mortalidad o, por lo menos, permanecer en el nivel actual, mientras llega la vacuna que, según los más recientes informes, podría ser aprobada por la Organización Mundial de la Salud a fin de este mes y que se comenzaría a distribuir masivamente a comienzos de 2021.

Para lograr este objetivo, es necesario insistir en el autocuidado, entender que el distanciamiento social, el uso del tapabocas y el lavado de manos deben ser parte de la cotidianidad hasta nueva orden, son medidas sencillas que marcan la diferencia entre la salud y la enfermedad y que no solo pueden salvar vidas, sino evitar restricciones que podrían llevar al país al colapso económico y, por lo tanto, social.

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