Apoyemos al Ejército

miércoles 19 de febrero, 2014

El escándalo de las chuzadas ilegales del Ejército, que al cabo de las investigaciones resultaron cumplían con las normas, y las recientes sindicaciones de irregularidades en los procesos de contratación no pueden conducir a un debilitamiento de la institución ni desmoralizar a los hombres que la integran.

No cabe duda de que el país debe luchar contra todo tipo de manifestaciones de corrupción y de ilegalidades. Sin embargo, esta lucha no puede hacerse a partir de escándalos de prensa y de decisiones políticas del gobierno para favorecer sus intereses electorales. El Estado colombiano cuenta con entidades de control que no pueden ser convidadas de piedra. Resulta sospechoso que estas entidades sean vagamente mencionadas y que las declaraciones de sus representantes a favor del Ejército no tengan eco. En medio del escándalo, ayer la contralora Sandra Morelli explicó los procesos de control a los 27 billones de pesos de contratación que maneja el Ejército y afirmó que en general la entidad tiene buenas prácticas. Hace una semana, tampoco tuvieron buena difusión los pronunciamientos de la Fiscalía según los cuales las interceptaciones del Ejército se habían ajustado a las normas. El Gobierno Nacional no puede seguir manejando los problemas del país de manera populista ni tomando decisiones al amaño de sus intereses. Los grandes medios tampoco pueden seguir siendo sus vasallos ni parlantes irresponsables de cuanta información les filtren. En pleno proceso de paz, este tipo de manejos solo conduce a debilitar al Ejército, a desmoralizar a sus miembros y distraerlo de su objeto misional fortaleciendo y dándole discurso a las Farc. Para evidenciar la manera sospechosa en que se están tratando los problemas del Ejército bien valdría compararse con la forma en que abordaron las denuncias de la famosa mermelada. ¿Qué pasó con la contratación discrecional del Presidente, cercana a 48 billones de pesos, para fortalecer sus huestes reeleccionistas?