A propósito de devolver estrellas

Las declaraciones del presidente de Millonarios, Felipe Gaitán, quien dijo que el equipo de fútbol podría devolver sus dos últimas estrellas, obtenidas en un momento en el que el club tenía gran influencia del narcotráfico, fueron bastante inoportunas, pues al producirse en España y totalmente fuera de contexto, dieron pie para que en el exterior, donde no se conoce el proceso de depuración que se dio no sólo en este deporte colombiano, sino en todas las instancias sociales y de poder que fueron permeadas por el narcotráfico, se piense de manera equivocada que este país se sigue moviendo al ritmo de las chequeras de los capos, y no es así.

Si se aplicara la lógica de Gaitán, varias reinas de belleza tendrían que devolver sus coronas, generales tendrían que devolver soles, políticos tendrían que devolver curules y hasta gobernantes tendrían que renunciar a sus mandatos. Es absurdo. No se trata de negar algo que es inocultable, el narcotráfico infiltró hasta el periodismo, pero ya el país entero pagó, y muy caro, por esa permisividad. El proceso 8.000 mandó a la cárcel a los políticos que les hacían mandados a los capos; los narcos con quienes la sociedad vivió en maridaje en esa época hoy están presos o bajo tierra; a la mayoría de los bienes obtenidos con recursos provenientes de esta actividad ilícita se les aplicó extinción de dominio, y toda la violencia generada por la cultura mafiosa, que aún permanece, le sigue pasando cuenta de cobro a todo el país por su permisividad con el narcotráfico.

Nada aporta entrar en debates fuera de tiempo, como el planteado por el Presidente de Millonarios, lo que le debe preocupar a Colombia es el ahora, pues, aunque mucho se ha avanzado en la depuración, el narcotráfico es una amenaza que sigue ahí; por eso más que devoluciones simbólicas, lo que el país debe hacer es continuar las acciones reales que le han permitido avanzar en su lucha contra este flagelo.

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