Víctimas de la agresión

Luis Ángel Muñoz Zúñiga

Alarmada por la violencia contra los niños víctimas del conflicto palestino-israelí, la Organización de Naciones Unidas, en 1982, declaró que cada 4 de junio se conmemorase el Día Internacional de los Niños Víctimas Inocentes de la Agresión.

Aunque causas bélicas motivaron la declaración y son los escenarios más agresivos contra los humanos, tenemos a millones de niños que viven en países en paz y son víctimas de maltratos físicos, sexuales y psicológicos.

Ante hechos de agresión infantil sus colegios se limitan a abrir rutas trasladando los casos a Bienestar Familiar y a la Fiscalía, pero se necesitan políticas preventivas, estrategias de protección integral de los niños y espacios de reflexión con la participación de sus consejos de estudiantes y el liderazgo de los personeros estudiantiles.

Los cine-foros, por ejemplo, serían valiosos espacios de reflexión. El séptimo arte es la mejor ventana de mirar los problemas del mundo.

“Los 400 golpes” (1959), de Francois Truffaut, historia real autobiográfica, denuncia la agresión de la familia y la escuela. En Colombia, Marha Rodríguez con “Chircales” (1972) y Ciro Durán, con “Gamín” (1977), señalan las injusticias contra los menores trabajadores y la agresión social contra los niños habitantes de la calle.

“El bola” (2000), del español Añero Mañas, reflexiona sobre las agresiones físicas y psicológicas contra los niños por parte de sus propios padres.

“Valiosa promesa” (1987), de David Greene, muestra las agresiones a los niños y las violaciones de los derechos procesales a sus padres, por parte de las instituciones de custodia.

Que este 4 de junio sea un día de reflexión, más que una fiesta de celebración.