Rosa María Agudelo

Veedurías poderosas

Rosa María Agudelo

Durante las últimas semanas he conversado con jóvenes que se visibilizaron a raíz del paro, pero que venían haciendo trabajo social hace mucho tiempo.

La tensión con los liderazgos tradicionales en sus comunidades es evidente. Los jóvenes consideran que las cosas no han funcionado en sus territorios también por la falta de gestión y transparencia de quienes los han representado.

Tienen razón. En nuestro país la estructura de lo público es una inoperante pirámide invertida que pasa por lo nacional, lo regional, lo municipal, lo comunal y llega a lo barrial.

Lo triste es que de esta situación somos responsable todos, porque hemos dejado que esto pase, situación que va mucho más allá de los resultados electorales. Unos pocos eligen, pero muchos menos hacemos veeduría.

Las veedurías ciudadanas son el mecanismo constitucional de representación que le permite a los ciudadanos o a las organizaciones comunitarias ejercer vigilancia sobre la gestión pública.

Muchos de los que quieren cambiar el sistema piensan que la forma de lograrlo es ganar las elecciones y se preocupan por eso cada cuatro años, pero cuando las pierden se van a sus cuarteles de invierno.

¿Qué pasaría si de las veedurías hacemos parte todo tipo de ciudadanos? Periodistas, empresarios, líderes sociales, academia. Muchos, apadrinando e interesados en que en los diferentes sectores se hagan las cosas bien.

En esos días he ido a Siloé con presidentes de empresas y dirigentes de gremios, estableciendo un diálogo con los líderes del sector.

¿Cómo sería la relación entre lo público, lo privado y lo comunitario si esto se vuelve un estilo de trabajo permanente? Tenemos que avanzar en verdaderos equilibrios de poderes si queremos que nuestra sociedad cambie.

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