Una nueva Colombia, una nueva humanidad

En 1945, durante al bombardeo de Dresde, Alemania, una de las iglesias más representativas del luteranismo, conocida como La Frauenkirche, fue completamente destruida. Esta se mantuvo en ruinas durante 49 años como símbolo de la atrocidad de la guerra.

La idea era que los alemanes y los ciudadanos del mundo pudieran ver en las ruinas el reflejo de todo lo que no debía volver a ocurrir jamás. En Colombia llevamos más de 50 años en un conflicto fratricida que ha costado cientos de miles de vidas, y que ha traído destrucción y miedo a cada rincón de nuestra patria.

A pesar de esto, aparte de los monumentos a los caídos de nuestras fuerzas armadas, no contamos con un monumento que refleje lo que hemos perdido como nación, las vidas, las pérdidas materiales, el atraso estructural. Etc.

La guerra solo se refleja en las noticias efímeras, una escena que se repite una y otra vez en una espiral sin sentido donde cambian los nombres de los protagonistas y los escenarios pero que en esencia sigue siendo la misma.

Tras el proceso de reunificación de Alemania se decidió que la iglesia Frauenkirche debía dejar de ser un símbolo de la destrucción y un monumento a la guerra, y en 1994 se inició su reconstrucción para que se convirtiera en un símbolo de reconciliación.

Todos los colombianos, civiles, militares, políticos, debemos cambiar nuestra actitud y darle una oportunidad a la paz, debemos igualmente ponernos el reto de crear símbolos que nos recuerden lo que no debemos volver a hacer, y sobre todo que sirva de recordatorio de que debemos reconciliarnos.

Una nueva Colombia requiere símbolos de paz y reconciliación, una nueva actitud que haga de la paz un verbo, una ciudadanía se convierta en una Nueva Humanidad.

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