Una cadena de solidaridad por la educación

Natalia Bedoya

Dos caras de la misma moneda, estudiantes y planteles educativos piden un salvavidas para mitigar las dificultades económicas generadas por el Covid-19. Las familias colombianas no han tenido ingresos por casi dos meses, por lo que pagar las onerosas matriculas de los colegios y universidades privadas se convierte en un reto casi imposible de lograr.

La deserción escolar se convierte entonces en una amenaza mayor contra la educación en Colombia en tiempo de pandemia, un problema que va crecer a pasos agigantados si el gobierno tanto nacional como departamental no toma las medidas correctas para mitigarlo.

A los planteles educativos hay que exigirles descuentos significativos y alternativas de pagos para los estudiantes, pero los gobiernos locales también deben poner su granito de arena para evitar que los colegios y universidades privadas quiebren, evaluar la posibilidad de no cobrarles impuesto predial durante un determinado tiempo, podría ser un primer salvavidas en una cadena de solidaridad para evitar la deserción escolar.

La dimensión de la crisis de la pandemia exige más, las universidades deben reinventarse, adaptarse a las nuevas necesidades, deben hacer un esfuerzo por ayudar a las familias colombianas, el nivel de cobertura en educación superior en Colombia exige mayores esfuerzos, porque con tan solo el 53% de cobertura no podemos darnos el lujo de permitir ni siquiera el 1% de la deserción escolar.

Lo lograremos entre todos, los colegios y universidades deben reducir el valor de las matrículas, los gobiernos locales deben otorgar alivios tributarios a los planteles educativos, y el gobierno nacional debe contribuir con alivios financieros en las obligaciones de estas instituciones. Solo con el esfuerzo de todos lograremos evitar el aumento de deserción escolar como causa del Coronavirus. Crisis sin hambre y continuidad en la educación.