El alcalde de Cali ha subido en Facebook, seguramente en otras redes, unos videos de sus proyectos que no alcanzará a desarrollar durante su administración.
Hace días realizó un evento con la primera piedra del nuevo proyecto tecnológico del club San Fernando.
Sabemos que solo está en diseños y faltan siete 8 meses.
De verdad, eso da risa. Acerca del escándalo de Corfecali, el gerente, Argemiro Cortés, afirmó que no se liquida, culpó a la Secretaria de Cultura, una entidad de la alcaldía.
Supongo que es para inculpar la administración de Mayorga, que se negó a firmar el traslado de la partida de Cultura a Corfecali en diciembre, quizás porque consideraba que era irregular y tarde que temprano sería investigado.
Sea como sea, Corfecali tiene un déficit, que viene desde la Feria Virtual, de la cual se debe mucho, donde otros estuvieron al frente.
Ospina aplazó de nuevo la reforma de la Avenida Sexta, debe más de cinco megaobras, que fueron pagadas.
El mismo proyecto del MIO debe obras, sin incluir las que se destruyeron durante el estallido social, una avalancha de destrucción donde estuvieron comprometidos el alcalde de Cali y la guardia indígena, quienes destruyeron el monumento de Sebastián de Belalcázar que fue justificado por Ospina. Sin embargo, Ospina es insaciable, ahora organizó otro festival de Artes Populares, a través del IPC. Se hacen unos festivales sin trascendencia ninguna, se entregan partidas que no tienen justificación.
Por el lado de la Gobernación anuncian que el puente de Juanchito estará en noviembre, es decir, al final del periodo. Un puente que lleva más de cinco años. Nuestros gobernantes no cumplen con lo que dicen.
Cali, en comparación con el resto de capitales, es la más atrasada.
Todas las capitales amenazadas, agobiadas por la inseguridad, el robo en motos, el microtráfico y la extorsión. Es el mismo esquema de delincuencia para Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y Cartagena.
Aún así, se sigue hablando que Colombia debe crecer, multiplicarse por cinco, en proyectos de turismo. ¿Cómo, en un país donde roban a todo el mundo? Sorprendente.
La frase de los caleños es la misma, en Cali no se puede caminar.
Salir es ir lleno de miedo a cumplir un trabajo o una cita.
El caleño se siente amenazado. Hay dos carteles, el cartel del Pacífico y el Clan del Golfo.
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