Sueño ser como él

José David Solís Noguera

Crecí viendo jugar a Faustino -el Tino- Asprilla en el Parma de Italia y era emocionante ver como un colombiano dejaba el nombre de mi país en alto, como sus goles se disfrutaban los domingos en la mañana y sin internet y mucho menos redes sociales nos permitíamos ir a la escuela a comentar como un tiro libre a 22 metros de distancia y de pierna derecha, el 21 de marzo de 1993, le quitaba el invicto de 58 fechas al Milán del prestigioso y laureado técnico italiano Fabio Capello.

En ese tiempo cuando armaba un “picadito” de fútbol en el barrio resultábamos peleando quién iba a ser el “Tino”.

Ese era nuestro ídolo y sin miedo a equivocarme era el mejor del fútbol colombiano en esa época. Ya han pasado más de veinte años y los niños de hoy en día tienen la posibilidad de escoger entre Falcao, James, Cuadrado, Guarín, Ibarbo, Armero, Ramos, Bacca, Aguilar, Ospina, Jackson, Teófilo, y no tienen que pelearse a ninguno.

Colombia se ha convertido en una fábrica de “cracks” y nuestros jugadores se han valorizado hasta el punto de que los clubes más grandes del mundo los quieren.

Esto último ha generado en nuestros niños una ola de querer ser como ellos y por eso se ven más escuelas deportivas recibiendo estos sueños.

El fútbol en nuestro país genera emociones y sentimientos y ver a tantos niños motivados con el sueño de ser como ellos me llena de esperanza.

Estos cracks tienen la gran responsabilidad de ser los mejores en la cancha y fuera de ella y nosotros como padres y formadores estamos en la obligación de mostrarles el camino correcto a nuestros niños.

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