Recuperando nuestro liderazgo económico

Edwin Maldonado

Sin duda alguna estos últimos tres años han sido los años más convulsionados para nuestra generación. Primero, en 2020 vivimos tal vez la mayor crisis, no económica, sino humanitaria a nivel mundial, derivada de una enfermedad infecciosa que puso a prueba nuestro sistema de salud, económico y social; después en 2021, en nuestro país se sumaron los efectos del Paro Nacional que repercutieron negativamente en el proceso de reactivación económica, pero sobre todo, en el sector productivo y empresarial; y finalmente, desde principios de 2022 estuvimos inmersos en un crisis logística internacional que se agravó por el conflicto entre Rusia y Ucrania, que ha implicado un fenómeno inflacionario a nivel mundial sin precedentes y un contexto de incertidumbre, que particularmente en Colombia se hizo más fuerte con el cambio de gobierno.

En lo que respecta a nuestra región, el Valle del Cauca antes de la pandemia llevaba 5 años consecutivos con un crecimiento del PIB del 3.2% en promedio anual, superior al promedio nacional y venía con una dinámica de generación de empleo que nos hacía pensar que podríamos cerrar, en el mediano plazo, la brecha en la tasa de desempleo que arrastramos hace años. Con la llegada del COVID-19 tuvimos que enfrentarnos a una crisis sin igual, cuyo impacto se vio minimizado gracias nuestro tejido productivo y a un trabajo público – privado conjunto.

Con una caída del -5.3% del PIB, inferior al promedio nacional de -6.8%, el Valle se convirtió en uno de los 6 departamentos que menos decreció, superando a Bogotá, Antioquia y Atlántico, demostrando capacidad de resiliencia ante las crisis y las bondades de tener una matriz empresarial diversa y sofisticada que se puede adaptar a los cambios.

Lo anterior y teniendo la dinámica con que empezó el 2021 nos hacía pensar a muchos que el Valle iba a ser el departamento líder en materia de reactivación económica, pero, así como en el 2020, nadie se esperaba que llegara un virus a cambiar nuestra realidad; en el 2021 no esperábamos que un paro afectaría tanto nuestro proceso de reactivación, y en el Valle fue donde más se sintieron los efectos de los bloqueos y esto hizo que indudablemente perdiéramos liderazgo en el contexto nacional.

Luego de venir creciendo antes de las pandemias 2013-2019 a un promedio superior al promedio nacional y mantener el liderazgo aun decreciendo en el 2020 al quedar por encima de la caída nacional, en el 2021 a pesar de que crecimos con un estimado aproximado de 6% (todavía no hay cifras oficiales) lo hicimos por debajo del promedio nacional que fue de 10.6%.

Ahora para el 2022 iniciamos sin saber qué esperar en contexto de cambio político. Poniendo a un lado esta incertidumbre, el panorama económico evidencia perspectivas positivas a la fecha, y de acuerdo a cifras del IMAE el crecimiento económico regional para el segundo trimestre de 2022 podría estar alrededor de 18%, lo que significa que ya volveríamos a superar el promedio nacional, que para el segundo trimestre fue de 12,6%, y lo más importante es que en materia de desempleo se tiene en Cali la cifra más baja desde el año 2007 y luego de estar siempre por encima de todas las principales capital en los últimos 8 años, el dato de agosto ubica a Cali con la segunda tasa de desempleo más baja entre las 5 principales ciudades.

Estos datos son importantes dado el contexto actual de incertidumbre, pero el reto ahora no es solo crecer por encima del promedio nacional, sino ser el departamento con mayor crecimiento en el país y que esto permita consolidar una tasa de empleo alta, puesto que nuestros retos sociales, como lo demostró el estallido social, son enormes. Pero tenemos que celebrar que a pesar de ese bache y en medio de mucha incertidumbre, se viene transitando un proceso de recuperación muy positivo, que ratifica la capacidad de nuestro tejido empresarial de reponerse ante las crisis, que ha permitido tener una economía más grande de lo que era prepandemia.

Pero quedan muchos retos todavía, debido a la diversidad económica que tenemos, la situación de las empresas puede ser diferente; algunas no han podido reponerse totalmente de las afectaciones del paro, tienen bajo flujo de caja; otras viene en un proceso lento de recuperación; y otras, sobre todo algunos subsectores de la industria manufactura, el sector comercio, turismo y entretenimiento hoy tienen una dinámica de recuperación excepcional, debido a que estos sectores son grandes generadores de empleo.

Adicionalmente es claro el panorama de incertidumbre. Por el lado internacional, hay factores como la escasez de contenedores y buques, la guerra de Rusia – Ucrania, el incremento de los precios de los insumos en varios sectores, la inflación y la tasa de cambio que hacen que las perspectivas de reactivación de algunos sectores se vean afectadas. Por el lado nacional, es normal que en un cambio de gobierno se presenten dudas sobre el futuro de muchas políticas, todavía está en construcción el Plan Nacional de Desarrollo y no se tiene claro el panorama de cómo se van a implementar muchas reformas y cambios que propone el gobierno, por lo cual existe inquietud, que esperamos se puede aclarar en el corto plazo, en la medida que se vayan definiendo el rumbo de diferentes aspectos económicos vitales para la toma de decisiones de las empresas en el largo plazo.

Sería idóneo que el Gobierno Nacional diera mensajes claros que generen tranquilidad al mercado y le apostara a garantizar un entorno seguro y propicio para que las empresas hagan inversiones que les permita adaptarse completamente a los nuevos escenarios y aprovechar las oportunidades generadas. Es por eso que con el nuevo gobierno nacional el sector gremial ha sido propositivo y ha dejado en claro el deseo de trabajar de forma articulada en pro de enfrentar los desafíos sociales y económicos que tenemos como país.

Puntualmente hemos enfatizado en las necesidades de apoyar la productividad, inserción en cadenas globales de valor y la transformación digital, en el marco de un entorno estable para el desarrollo de los negocios. Nos hemos esforzado para proteger el empleo y las empresas, pero todavía falto mucho por hacer. El reto es reforzar las estrategias de acompañamiento a las empresas con incentivos a la formalización y con capital de trabajo, articulando toda la oferta que existe por parte de actores públicos o privados de orden local o nacional, para aprovechar de mejor manera nuestras capacidades productivas como región.

No obstante, y considerando todo lo anterior, vemos el panorama con optimismo. El Valle del Cauca tiene una ventaja en materia de estructura productiva y de localización por contar con el puerto de Buenaventura, lo que, complementado con fortalezas en infraestructura y logística, hace esta una región propicia para el desarrollo de empresas con visión de internacionalización; contamos con un tejido productivo sofisticado que puede atender la demanda de insumos intermedios de empresas de diferentes sectores y contamos con un talento humano de alta calidad.

Es clave la suma de esfuerzos entre actores del ecosistema público, empresarial y académico para seguir aprovechando al máximo estas potencialidades, pues solo juntos podremos superar los retos sociales y económicos que se nos presentan. Nuestra gente y nuestras empresas han demostrado resiliencia y por eso confío que, en el mediano plazo, con un trabajo articulado, consolidaremos una senda de recuperación que permita un crecimiento equilibrado de todos los sectores económicos, acelerando el ritmo de generación de empleo, para volver a tener liderazgo económico a nivel nacional.

@edherma

Comments

Cargando Artículo siguiente ...

Fin de los artículos

No hay más artículos para cargar