En medio de los anuncios del Gobierno Nacional sobre una salida negociada al conflicto, el nombramiento de su equipo negociador y la expectativa de quienes serán los voceros de las Farc, las víctimas siguen esperando respuestas, buscando justicia, mientras todo el país centra sus esperanzas en este nuevo intento por buscar la paz.
Así mismo, se conmemoran fechas que recuerdan que Colombia es un país de víctimas, que no olvida y que sea como se llamen los victimarios: guerrilla o paramilitares, hay episodios que marcan sin duda el desarrollo de lo que ha sido este conflicto.
Una de esas conmemoraciones que tuvo lugar en días pasados, fue la de la masacre de Trujillo, Valle, que ocurrió en medio de una cacería de la que fueron víctimas los campesinos de ese municipio entre 1986 y 1994, en medio del conflicto contra el ELN. Muchas personas fueron sacadas de sus casas por un grupo armado y nunca se supo más de ellas, al menos 350 habrían sido los muertos.
Años después, los familiares de las víctimas pudieron despedirse de los desaparecidos, en un acto simbólico con motivo de la construcción de un parque en monumento a las mismas. La masacre de Trujillo es un episodio que jamás olvidarán.
La paz en Colombia es el resultado de un acto de contrición, de perdón, de reconciliación, de reparación, de compromiso, de sacrificio, pero jamás de olvido, las víctimas y el país, no olvidan.
Se renuevan las esperanzas y en medio de los hostigamientos ilegales y el brío de la Fuerza Pública, se inicia un nuevo proceso de paz que marca, a su vez, un nuevo hito en la historia de Colombia y en la historia misma del conflicto.
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