Dilian Francisca Toro Torres

Que la serenidad nos guíe

Por: Dilian Francisca Toro Torres

El anuncio del presidente Petro de dar por terminada la coalición política de Gobierno sucede en un momento difícil para el país. Desde luego, es una decisión que respetamos. Sin embargo, pienso que es importante que desde todas las esferas actuemos anteponiendo la serenidad a la emotividad, para superar las tensiones del clima político actual. Así, podremos establecer puentes de diálogo que permitan construir mejores condiciones de vida para los colombianos.

No podemos olvidar que en las últimas elecciones Colombia votó mayoritariamente por un deseo de cambio que se tradujo en una alternancia histórica y en el surgimiento de nuevas agendas con impactos significativos sobre lo político, lo económico y lo social. Tampoco, que una democracia necesita voces legítimas que defiendan su espíritu, su ejercicio y sus instituciones. Voces que lideren para que los cambios que se realicen sean los que verdaderamente beneficien a las familias colombianas. Y estas trascendentales decisiones tiene un escenario natural de debate que es el Congreso.

Es indudable que reformas promovidas por el Gobierno, como la de Salud, constituyen un tema particularmente sensible para la ciudadanía, la cual ha manifestado en nuestros diálogos por las regiones sus temores respecto a que se pueda destruir lo que se ha logrado edificar con tanto esfuerzo. Por eso desde La U, y en alianza con los partidos Conservador y Liberal, trabajamos de manera juiciosa analizando todo el articulado y aportando ideas y propuestas para obtener la mejor reforma posible para los colombianos.

Debo decir que en este proceso he puesto toda mi experiencia como médica, como legisladora en temas de salud, como alguien que ha trabajado por años en el sector y como gobernadora, instancias que me han permitido, no sólo estar muy cerca de los pacientes, sino comprender a profundidad las complejidades de un sistema que necesita ser reformado, pero a partir de construir sobre lo construido.

Lamentablemente, sentimos que desde el Gobierno nos oyeron, pero no nos escucharon, pues si bien algunos temas fueron incluidos, otros de gran relevancia, no fueron aceptados. Por esta razón, en el marco de la Ley de Bancadas y fieles en nuestra determinación de pensar primero en el bien colectivo, decidimos votar negativamente la ponencia.

En este punto de mi reflexión quiero detenerme en lo que significa ser un partido de Gobierno, una figura que no obedece a componendas ni a mermeladas o intereses particulares, como algunos despectivamente denominan, sino que se enmarca dentro el Estatuto de Oposición. Se trata de un instrumento clave de la democracia que establece que los partidos deben declararse si quieren ser parte de una coalición de gobierno, independientes o de oposición. En todos los casos se ofrecen garantías constitucionales.

Como se sabe, el partido de La U es un partido de centro, convencido de que el país necesita profundas transformaciones que pongan fin a la inequidad, el desempleo y la injusticia social. Por eso, tomamos la determinación de ser parte de la coalición del gobierno, lo cual implica en el marco del Estatuto de Oposición, tener representatividad en cargos públicos.

Sin embargo, es necesario aclarar que esto no ha significado ni significará como lo hemos demostrado con nuestras actuaciones, un apoyo incondicional a posturas o a los diferentes proyectos de Reforma que el gobierno presente. Pero tampoco, una actitud extorsiva o de defensa de élites como otros quieren hacer creer.

No cabe duda, los colombianos vivimos un momento histórico, en el cual debemos reafirmar el valor de la libertad. Pero también, el sentido de responsabilidad y la necesidad del respeto, como guías de nuestra conducta. Pienso que, como líderes, somos responsables del poder de las palabras y de las emociones que se desatan cuando nos dejamos llevar por sentimientos o vanidades.

Colombia es mucho más grande que todos nosotros, y nos debemos a ella. Por eso, debemos ser respetuosos de aquellos que los electores eligieron para gobernar. Pero también, debemos ser conscientes de que esos gobernantes fueron elegidos para que escuchen a quienes votaron tanto, como a quienes no votaron por ellos, y los tengan en cuenta en cada decisión.

Que la serenidad nos guíe. Es importante gobernar con mesura, con empatía y también con humildad, sabiendo escuchar, y aprender de lo que otros tienen para decir. Por nuestra parte, seguiremos en nuestro inquebrantable compromiso de aportar a la construcción de todo lo bueno de la Colombia que viene.

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