En buena hora el Gobierno Municipal está restaurando a Santa Librada. Ahora falta la declaratoria de patrimonio cultural de la Nación, porque su historia es única: materializó el pensamiento bolivariano de educación popular, otrora fue el primer centro universitario caleño, facilitó el primer campus a la Universidad del Valle y en sus aulas germinó la educación tecnológica. Desde su fundación, el 29 de enero de 1823, por decreto del general Francisco de Paula Santander, educó a prohombres, cuyo inventario hace parte de la historia literaria, científica, política y del arte colombiano. A finales del siglo XIX, cuando en la Provincia del Gran Cauca había sólo una universidad en Popayán, el Gobierno Nacional le autorizó a Santa Librada impartir educación superior y que otorgara títulos en jurisprudencia, medicina e ingeniería, porque disponía de los primeros laboratorios de química y física importados al país.
Al iniciarse el siglo XX, el rector Ignacio Palau Valenzuela, ilustre médico bugueño, lideró la campaña de creación del departamento del Valle del Cauca, siendo primer gobernador en 1910, Pablo Borrero Ayerbe, ilustre libraduno. En la antigua sede funcionó el campus a la Universidad del Valle, hasta que el Alma Máter pasó a San Fernando. Santa Librada fue pionera de la educación tecnológica, hasta que uno de sus docentes, el profesor Antonio José Camacho, que dictaba estas áreas, le presentó el proyecto de creación de la primera escuela de artes y oficios, que, en su homenaje, luego optó su nombre.
Si en 1936, el entonces presidente Eduardo Santos, para celebrar los 400 años de la fundación de la ciudad, le entregó a Santa Librada el terreno para construir su nueva sede, qué bien caería que el doctor Juan Manuel Santos ahora aprobara una destinación presupuestal para esta institución.
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