Durante el siglo XVIII el mundo experimentó muchísimos cambios, uno de los más notables fue el del periodo de la ilustración. La ilustración comprende el desarrollo del renacimiento hasta sus últimas consecuencias, que no es nada diferente a que la razón fuera el eje del accionar de las personas.
Es decir, el desarrollo de la sociedad regido por las luces de la inteligencia. Sin embargo, hoy, 2 siglos y un poco más después, la razón no es la que guía el accionar de nuestras sociedades y seguimos teniendo costumbres tan arcaicas como quemar pólvora para celebrar la llegada del mes de diciembre. Y es que bajo ningún concepto razonable se le puede encontrar sentido a hacer ruido excesivo e iluminar los cielos en una alborada para recibir la navidad.
Por el contrario, las fuertes explosiones pueden causar la muerte de la fauna silvestre y doméstica. Uno de las principales riquezas y patrimonios naturales de nuestra ciudad es ser el hogar de más de 500 especies de aves, siendo una de las zonas con mayor biodiversidad de aves en el mundo.
A pesar de esto, vivimos los días 1 y 2 de diciembre fuertes estallidos en las noches debido a la celebración por la llegada de diciembre. Si los fuegos pirotécnicos son el terror de las aves, la fauna doméstica, particularmente los perros y gatos, no se quedan atrás.
Los fuertes ruidos pueden llegar a causar pánico y estrés en los animales incrementando su ritmo cardiaco, lo cual puede generarles infartos. Buscando refugio del ruido y las luces también pueden herirse y hasta mutilarse partes de sus cuerpos. Muchos de los animales de compañía salen huyendo del miedo y se pierden y algunos hasta llegan a lanzarse por balcones o ser atropellados por vehículos en su desespero ocasionado por la pólvora.
Si respecto a los animales el panorama no es muy alentador, para las personas tampoco mejora. Para el año pasado se registraron para la época de fin de año más de 350 personas quemadas por pólvora, un 18% menos que en el 2018, pero una cifra aún poco alentadora.
Así pues, existe en Colombia un marco normativo para el mal uso de la pólvora, sin embargo, es imprescindible la prohibición de la utilización de pólvora para estos fines con tan poco sentido y lógica racional (celebrar la llegada de diciembre) que poco honor hacen al hombre moderno que se supone ya se ilustró y actúa bajo los preceptos de la razón.
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