Cobra actualidad el debate que se desarrolla en el Congreso de la República sobre el destino de los recursos girados a los municipios y las regiones, para garantizar la seguridad alimentaria, la sostenibilidad de las pequeñas y grandes empresas, la existencia del empleo formal y la sobrevivencia de la informalidad.
Uno de los puntos interesantes de la discusión, liderada por el senador Roy Barreras, apunta a detallar con cifras en la mano, nombre del proyecto, cantidad de lo presuntamente girado y plantea la pregunta: ¿Dónde está la plata?
Es evidente que este debate es siempre la gran encrucijada que no solucionó la Constitución del 91, si no que, por el contrario, profundizó: la patología centralista, que ha sido centenariamente la gran barrera para el desarrollo de nuestro país.
Con la Emergencia Económica, el presidente Duque ha construido una verdadera sinfonía de decretos, con la intención de dotar a los territorios de músculo financiero e iniciativa institucional, para sortear el dilema que acecha al mundo, entre la salud y la economía.
Hay que acompañar el debate sobre el rumbo de los dineros hacia las regiones, pues como charlaba en estos días con un amigo, en el Valle y en Cali, no hay una presencia tangible de que las ayudas y los subsidios estén llegando a los sectores vulnerables, ya que los créditos y subsidios a las pequeñas y grandes empresas, se encuentran congelados en los bancos. Mientras tanto alcaldes y gobernadores quedaron con el designio de transitar solos, tratando de contener la crisis de la salud y la quiebra económica, sin poder abrir los centros comerciales y la actividad económica, tal como lo está solicitando la Gobernadora del Valle.
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