Pandemia sin apoyo internacional

Alberto Ramos Garbiras

El derecho internacional no opera y allí está la clave del problema, no hay justicia internacional, las arbitrariedades quedan sin castigo. No existe un Tribunal Internacional Ambiental, los desastres que ocasionan daños a los ríos, mares y al espacio aéreo saturado de combustibles fósiles, quedan impunes.

La Asamblea General de la ONU debería ser el verdadero parlamento de la humanidad para protegernos. Una pandemia como la del Covid-19 en el fondo tiene que ver con varias transgresiones a normas sanitarias y con ensayos torvos para lograr la supremacía, creando una catástrofe de dimensiones inconmensurables. Y si no fue un virus inoculado, entonces que la multilateralidad confluida en la ONU haga cumplir los ODS, Objetivos de Desarrollo Sostenible, porque los daños a los recursos naturales tienen relación directa con el calentamiento global.

Los Derechos Humanos tienen un sistema internacional bajo la sombrilla de la ONU, pero no es eficaz su protección porque la Corte Penal Internacional actúa tarde y tiene limitaciones para reemplazar la justicia penal de los países donde ocurren estas aberraciones. El Covid-19 puede acabar de debilitar a la Unión Europea y hará replantear esos mecanismos paneuropeos con fronteras supuestamente integradas pero que no funciona la eurozona para el despliegue de la solidaridad.

Ningún país individualmente puede resolver todos los problemas; esta tarea le toca a la sociedad planetaria, la ONU, y la coadyuvancia de otras organizaciones multilaterales (la UE, el G-20, los países del Bric, la OEA, Unasur, etc.); pero la gobernanza planetaria no está operando sincronizadamente, no hay correlación de esfuerzos.

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