De acuerdo con datos de la NASA, en 2019 la temperatura media del planeta fue 0,98 grados más alta que en los niveles preindustriales. Nuestro planeta se está sobrecalentando y esto tiene como consecuencia la fusión de los glaciares y aumento del nivel del mar, así como el aumento de incendios, huracanes y desertificación entre otros. La ciencia coincide en responsabilizar de este cambio climático a la emisión de gases de efecto invernadero y también en que uno de los principales gases es el carbónico producido mayoritariamente en centrales eléctricas y en el procesamiento del petróleo. De igual forma, se plantea que, si a 2034 la humanidad no ha tomado medidas en torno a esta problemática, para ese momento será demasiado tarde.
Así pues, el Acuerdo de París es un tratado internacional adoptado en el 2015 en la COP21 (Conferencia de las Partes – la reunión anual de los casi 200 países que forman parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático), que busca fortalecer el compromiso de los gobiernos en torno al cambio climático. Este acuerdo tiene como gran objetivo “mantener la temperatura por debajo de los 2° y hacer el mayor esfuerzo para que no sobrepase los 1,5 °C”. Por su parte, en la pasada COP26, celebrada en la ciudad de Glasgow, al menos 20 países determinaron que suspenderían la financiación pública para proyectos de combustibles fósiles como aporte al cumplimiento del Acuerdo de París.
En el caso de nuestro país, Colombia hoy ocupa a nivel mundial el vergonzoso puesto de sexto productor de carbono, es decir, nuestro mayor aporte al cambio climático no es por la producción interna de gases de efecto invernadero, sino por la cantidad de carbono que producimos para ser procesado en el mercado internacional. Así como la deforestación amazónica que desde el 2018 ha acabado con 600.000 hectáreas de uno de los principales pulmones del mundo con la mayor capacidad de absorción de dióxido de carbono.
De tal forma, encuentro mucho sentido a la propuesta del precandidato presidencial Gustavo Petro de implementar como primera acción de gobierno el cese de la contratación de exploración de petróleo y carbono en Colombia. Es claro que la ciencia ha dado un plazo a la humanidad hasta 2034, pero que mejor que iniciar esa transición desde ya y no esperar a que llegue el momento en que no podamos utilizar, por ejemplo, combustibles fósiles y que no estemos preparados. Existen regiones de Colombia que dependen económicamente de la extracción del petróleo y el carbono como la Guajira o los Llanos, la propuesta es que en estos sectores se inicie un proceso de transición hacia la producción de energías limpias aprovechando el viento, el sol y el agua. Implementar granjas solares y granjas de turbinas para energía eólica, principalmente en estas regiones para lograr la transición energética sin afectar las economías locales. De igual forma, se propone acompañamiento y financiación estatal para llevar paneles solares a los ciudadanos que deseen dar el salto eco amigable en sus hogares, así como sistemas de transporte público eléctricos. Estos son los debates que debería suscitar la contienda electoral, el bienestar el planeta hace muchos años dejó de ser un problema del futuro, para convertirse en un problema del presente que debemos afrontar de forma seria, comprometida e inmediata.
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