La frase del título no es así, pero lo hago a propósito. El acuerdo de paz con las farc se realizó sobre la base de las víctimas como fundamento principal del mismo.
Sin embargo, es lo que menos se ha cumplido. Santos y sus asesores se preocuparon por darle de todo, con tapete rojo incluido, a los “comandantes” de esa guerrilla, inclusive sin cumplirle con los proyectos productivos a los rasos de la misma, lo que ha obligado a muchos de ellos a reincidir en el delito, ya no por ideología sino por el negocio del narcotráfico.
Ahora que en la JEP están dizque enjuiciando a esos “comandantes”, por delitos de secuestro, a las víctimas les han prohibido el ingreso para que no reclamen por sus familiares secuestrados y asesinados o, por los niños reclutados a la fuerza, pero también por las niñas violadas y forzadas a abortar.
Todo eso merece una explicación judicial que, sabiendo la forma en que se creó ese tribunal y el sesgo con el que se escogieron sus “magistrados”, tal vez, o, quizá nunca los colombianos conozcamos la verdad que prometieron pero que archivaron con la complicidad presidencial y de quienes forjaron ese proceso. Doloroso, pero Dios y la historia sabrán que hacer.
Por otro lado, me parece terrible que el empresariado colombiano se haya reunido con el recién elegido Presidente para exponerle propuestas descabelladas como esa de gravar salarios de dos salarios mínimos.
Cosas como esas son las que esperan los radicales del izquierdismo para tomarse el poder. No den papaya.
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