Resulta incuestionable decir que durante el siglo XIX y gran parte del siglo XX hubo ilustres líderes y académicos negros quienes por sus habilidades e inteligencia, lograron incluso llegar a posiciones de privilegio en el alto gobierno. No obstante la academia poco habla de ellos y si llegase a hacerlo los minimizan de tal manera que sus nombres pasan desapercibidos para los docentes y más aún para la comunidad escolarizada.
Luis Antonio Robles Suárez, el negro Robles. Este mulato nació en 1849 en el corregimiento de camarones municipio de Riohacha departamento de la guajira su padre, un opulento hacendado se enamoró perdidamente de una negra esclavizada que vivía en una barraca; en esos tiempos no se concebía que una persona de abolengo se enamorara de una esclava y mucho menos llegase a tener hijos.
Robles fue hijo único. Su familia residió en la comunidad de Camarones, donde su padre se dedicaba a enseñar en una escuela de la época. Le infundieron la dedicación por el estudio y el valor del mismo, y se preocuparon porque su hijo recibiera todos los grados académicos necesarios y asistiera a un centro de educación superior, sabiendo que por ser mulato su hijo tendría graves problemas en el camino.
Después de terminar sus estudios básicos en Cartagena, Luis Robles fue enviado a Bogotá para cursar estudios de Derecho en el «Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario», hoy Universidad del Rosario, donde entró con facilidad, debido a que el Rector del alma máter procedía de una comunidad rural, era liberal y masón. El rector comprendió la situación de la familia debido a que, como él, las personas campesinas eran discriminadas por las sociedades de las grandes ciudades.
Robles se graduó como abogado en 1872, siendo prolífico en política. Más adelante este mulato se convertiría en el personaje más sobresaliente de Colombia a finales del siglo XIX.
A sus 27 años de edad, a cuatro de haber iniciado su profesión, El Negro Robles logró un escaño o quórum como representante en la Cámara del Congreso de los Estados Unidos de Colombia, siendo este periodo gobernado por liberales, en su mayoría radicales.
El Negro se destacó políticamente por su oratoria y elocuencia, tópica y retorica en los discursos que profería en el Congreso. En corto tiempo llegó a ser uno de los políticos más influyentes de Colombia, convirtiéndose así en director general del liberalismo en 1896.
Es de anotar que en la presidencia de Aquileo Parra, fue Secretario del Tesoro, título equivalente a Ministro de Hacienda. En 1878 se convirtió en el presidente del Estado Soberano del Magdalena, dignidad que fue mal vista por los miembros criollos blancos pudientes de la sociedad de Santa Marta, su capital, que lo encarcelaron durante un tiempo exigiendo su renuncia. Seis años después, en 1884, fue nombrado comisario del Territorio de la Guajira, ejerciendo sus funciones en Riohacha, ciudad que estaba fuera de su jurisdicción debido a los diversos motines y asaltos de los wayúu, o guajiros.
En 1892, fue elegido nuevamente como Representante en la Cámara, esta vez por el Departamento de Antioquia. Para esta fecha en Colombia se habían dado grandes cambios políticos debido a que dejaba de ser un país federalista constituido en Estados soberanos, para conformar una República unitaria centralizada, donde los estados pasaron a ser Departamentos. Además el país se encontraba desde 1884 gobernado por el presidente Rafael Núñez, que se había convertido en conservador. Así, poco a poco los miembros de este partido, se establecieron como monopolio del poder, siendo el abogado Robles el único liberal en el Congreso y además hombre de piel negra, que le valió ataques discriminatorios por parte de otros políticos:
Las diatribas y los ataques racistas eran frecuentes, sin embargo el abogado titulado hijo de una esclava con un hombre blanco jamás bajo la cabeza y ni se humilló a nadie mientras ejercía como congresista.
Un día como hoy y a temprana hora ingresa al recinto del congreso erguido bien vestido y con porte de hombre elegante, cuando de pronto escucha decir “Se oscureció el recinto, el negro Robles oriento su mirada a cada uno de los congresistas que estaban ahí y respondió:
Yo no tengo la culpa de ser negro: la noche imprimió su manto sobre mi epidermis. Pero aún blanquean los huesos de mis antepasados en las bóvedas de Cartagena, por darle la libertad a muchos blancos de conciencia negra, como usted.
Es oportuno decir que esta frase la pronunció en varias ocasiones el fundador del departamento del choco Diego Luis Córdoba,
En su periplo por diferentes espacios de participación política y laboral el negro Robles también fue representante de la lucha por la igualdad y superación de las sociedades discriminadas por su origen, o color de piel, fue un inexorable pregonero acusador de las practicas esclavistas las cuales eran consideradas para el mulato y jurista, como un ejercicio humillante que degrada al ser afectando su moral su prestigio, su dignidad y sobre todo el derecho a la autodeterminación.
Al Igual que otros negros probos y de alto perfil académico, Luis Antonio Robles.
Se destacó políticamente por su oratoria y elocuencia en los discursos que profería en el Congreso Se ganó el respeto aunque a regañadientes por parte de eminencias de la clase política de turno que en muchas ocasiones lo veían como una amenaza para sus intereses políticos, todo por su vertiginosa carrera y su ascenso inesperado en los espacios de poder.
En 1895, los liberales emprendieron una rebelión contra los conservadores que fracasó, por lo que muchos de sus miembros se exiliaron. El Negro Robles fue a parar a Centroamérica donde duró pocos meses para después retornar al país en 1896. En Nicaragua fue director de la Universidad Central de Managua, labor que desempeñó al destacarse como uno de los mejores académicos.
En 1899, El Negro Robles regreso de su exilio en Centroamérica disponiéndose a viajar a Riohacha para recibir un cargamento de armas y participar en la guerra de los mil días pero falleció de cistitis antes de cumplir los 50 años.
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