Umberto Valverde

Los cien años del barrio Obrero

Umberto Valverde

Cali tiene identidad musical por el barrio obrero. Fue mi barrio quien acogió la música cubana que le entregó la radio, las primeras emisoras en los finales de los años 30, después el cine mexicano de rumberas, con Meche Barba y Tongolele a la cabeza, los primeros bailarines conocidos como Carlos Valencia y Cayayo, “la zona” donde brotaron más de cien cabarets, por donde se crió El Chato.

Dos pasiones forjaron el barrio: la música y el fútbol. A Tito Cortéz lo conocí de niño jugando en el Loncha. Piper Pimienta se sentía del barrio. En el parque del barrio obrero nació el América, el de Dimas Gómez, quien vivía en la octava bis, más abajo vivían los Abadia, entre ellos Faustino, defensa central del gran América de Adolfo Pedernera.

Pero el gran símbolo del barrio en la música fue Humberto Corredor, con quien jugábamos a la rueda cuando teníamos cinco años. Se fue a Nueva York, se convirtió en uno de los cinco coleccionistas más completos, con 25.000 piezas únicas, fue productor, grabó más de 200 orquestas, propietario de El Abuelo Pachanguero(en Nueva York y en Cali), de la Flauta, y asesor de la SAR, el sello de Roberto Torres. Todo un Coloso en la capital del mundo. Trajo más de doscientas agrupaciones a Cali, pero apoyo a los músicos de nuestra ciudad, hizo una producción con Jairo Varela.

El barrio que vivimos en nuestra infancia no es el que existe. Pero cumple 100 años y lo celebramos, a pesar del olvido estatal, lo dejaron hundirse, caer en la inseguridad y el deterioro. Nuestro barrio era el del teatro Rialto, el teatro Belálcazar, el bar Nápoles y el inolvidable Cangrejos, que nos enseñó los códigos de la vida.

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