La realidad de Emcali

Desconcierta la guerra de información que se ha suscitado alrededor de Emcali.

En el último mes, se desataron los escándalos sobre la compra de energía, el ‘muerto’ vinculado a la firma Baliza y la supuesta adjudicación irregular de la licitación de obras de acueducto en el jarillón.

Emcali es una empresa y por lo tanto la evaluación de su desempeño no debería tener ningún misterio.

El problema en este caso es que su carácter público la convierte en un botín muy atractivo lo cual hace dudar sobre la verdadera intención que tiene esta campaña de desprestigio.

¿Hay realmente un desgreño al interior de Emcali? o ¿hay una guerra sucia contra la administración por parte de quienes no están de acuerdo con una forma de contratación diferente que esta quiere implementar? La ciudad necesita que se clarifique esta situación lo antes posible.

La propuesta del Concejo, de conformar una comisión accidental para estudiar la situación, es buena.

En este caso, la llamada a brindar información sobre la situación de la empresa y sobre la gestión de la administración es la junta directiva.

Hace poco más de un año el alcade anunció que el estamento estaría conformado por Isaac Yanovich, Paula Marcela Moreno, Carlos Caicedo Douat, Dimitri Zaninovich, Álvaro Pío Raffo, Leonardo Galindo, Octavio Quintero y Ninfa Hurtado, miembros incuestionables de nuestra sociedad, quienes serían garantes de un manejo transparente e incorruptible de la entidad.

Una junta que se regiría por las más estrictas reglas de gobierno corporativo. ¿Qué tienen ellos que decir? Por la responsabilidad legal que implica ser miembro de una junta directiva, por sus perfiles, trayectoria y por la diversidad de intereses que representan, es a ellos a los que quiero oír. Es hora de que la junta presente un informe.