Entre los tantos placeres de la vida está el leer.

También, por supuesto, el saber comer.

Así mismo el observar una obra de arte o de teatro, o escuchar una sinfonía, o un ballet o asistir a una buena corrida de toros.

Y lo digo para referirme al reciente libro del profesor de literatura (así esté pensionado, sigue siendo “el profe”) y escritor Hernán Toro titulado “La mesa está servida”.

Realmente es un tratado de historia, de sociología o de antropología, desde la relación del hombre con la cocina y la alimentación; está escrito con excelsa prosa que denota el conocimiento del tema y la calidad de literato que es Hernán Toro.

No se trata de un recetario -ni más faltaba-, ni de instrucciones a seguir de un comensal en la mesa, sería vulgar pensar en ello.

Son cuentos cortos donde el autor despliega su ficción con su marcado estilo (entre ellos el famoso pie de página), para enseñarle al lector todo lo que hay detrás de ciertas costumbres culinarias, de los picantes que acompañan algunos platos, de los vinos y licores que se deben maridar, pero lo va diciendo de forma tal, que el lector queda envuelto en esos sazones y sabores que invitan a experimentar con algunas de las líneas que orienta el autor, a través de los personajes que se deleitan con las viandas que se cuecen con el hervor de sus letras.

Nos habla de Da Vinci y su experimentación científica con la culinaria y su ayudante de cocina.

Se aproxima al derecho penal y al laboral en algunos de sus relatos, con la pulcritud de no incurrir en textos sosos, ni en una voz impostada que evidencia que no es del mundo del derecho.

Lo hace de tal forma, que nos ha puesto a algunos amigos a debatir si el personaje del cuento incurre en dolo, dolo eventual o está exento de responsabilidad penal.

En otros relatos, algunos con toque autobiográfico, traza su postura sobre el origen de ciertos alimentos o el nombre de ciertas viandas, entre ellas la causa peruana.

Y para mi bien, el libro contiene un texto que me permite sustentar mi alegato en favor de la sal, y el titulo del relato ni se diga…

Por lo pronto, La mesa está servida, y el libro en las librerías y en la próxima feria del libro de Cali.

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