Desde la aparición del homo sapiens hace aproximadamente 300.000 años el mundo no ha parado de avanzar, descubrir y crear nuevos caminos y realizar trascendentales invenciones.
Fue así como hace cerca de 10.000 años ocurrió la transición de cazadores recolectores a sociedades agrícolas y posteriormente empezaron a desarrollarse civilizaciones en diferentes partes del mundo.
En ese proceso llegamos a las tres revoluciones industriales y a la cuarta que es la revolución informática, en la cual nos estamos insertando en la inteligencia artificial.
Durante todas estas evoluciones se han vivido temores, angustias, abusos, mejoras y pérdidas, pero el denominador común ha sido el avance de la humanidad y la mejora de las condiciones de vida y de supervivencia.
Sin embargo, la gran diferencia es que cada uno de esos pasos se fueron dando primero durante miles de años y luego siglos, ahora los pasos son agigantados y acelerados y una de las preocupaciones es si lograremos adaptarnos a las nuevas condiciones y responder a las amenazas con la velocidad requerida.
Hoy el avance acelerado de la inteligencia artificial permite simular la inteligencia humana en máquinas creadas para pensar como los humanos e imitar sus acciones, tiene la capacidad de aprender, tomar decisiones, resolver problemas, mediante el manejo de grandes conjuntos de datos con algoritmos inteligentes para aprender de los patrones de los datos que analizan y ser cada vez más rápidas y con menos errores.
La IA traerá grandes ventajas en múltiples disciplinas, pero también conlleva amenazas por los riesgos similares a los de cualquier otra tecnología, como la seguridad informática.
Existe el riesgo de que una IA mal diseñada sea utilizada para fines maliciosos, como manipular los resultados de las elecciones o las transacciones financieras y comerciales, facilitando fraudes.
De la misma manera si se alimenta con datos falsos o incorrectos tomará decisiones erradas.
Preocupan también la privacidad y los derechos humanos, los riesgos de manipulación personal o social, por quienes programan y diseñan esas máquinas.
Y angustia grandemente el tema de los empleos que se van a destruir, aunque es claro que se crearán otros nuevos.
Andrés Oppenheimer en su libro “Sálvese quien pueda” analiza distintos sectores afectados por la informática y concluye que es medianamente pesimista a corto plazo y optimista a largo plazo y que el mundo será mejor pero no de forma lineal, Lo fundamental es que los requerimientos para el trabajo serán mas demandantes y la educación no está preparada para ofrecerlos a la velocidad necesaria.
Hay manifestaciones de muchos científicos sobre los riesgos de la IA como una amenaza, así como muchos otros que claramente señalan que esta no podrá superar al cerebro humana. El análisis de riesgos y amenazas es profundo y lo indispensable es la regulación y el control anticipadamente, como ya lo ha iniciado la Unión Europea de forma acelerada.
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