El reciente anuncio de la solicitud de retiro voluntario de la EPS Sura es otra ficha más del dominó que cae, tal como lo sentenció hace meses el presidente Petro.

La respuesta del gobierno ante esta nueva crisis es desconcertante: en lugar de plantear soluciones, se enfoca en buscar responsables y, como era de esperarse, no asume ninguna responsabilidad.

Es evidente que la crisis de la salud no es nueva; es un problema estructural que se ha gestado por años debido a la ampliación de la cobertura de servicios sin un incremento proporcional en los ingresos del sistema. A esto se suma una mayor demanda de servicios y el envejecimiento de la población.

Actualmente, por cada 100 pesos que las EPS reciben por paciente, el costo de atención es de 112 pesos, según datos del gremio que las agrupa.

Estas cifras han sido corroboradas incluso por los gerentes de las EPS intervenidas por el gobierno. Es simple, la plata no alcanza. Hay que reducir los servicios o aumentar el presupuesto.

El presidente Petro lleva en el cargo aproximadamente 22 meses, tiempo durante el cual no se han tomado las medidas financieras necesarias para conjurar esta crisis.

Un gobierno es elegido para solucionar y gestionar. Es imperativo que el Ejecutivo no pierda de vista su rol fundamental.

La situación es crítica y requiere una intervención inmediata y efectiva. La reforma a la salud no debe ser una jugada política sino una respuesta a los problemas reales del sistema.

El gobierno debe trabajar en conjunto con todos los actores del sector para diseñar una solución integral y sostenible financieramente.

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