Integrar capacidades productivas del Pacífico

Edwin Maldonado

Los vallunos a veces olvidamos que hacemos parte de la Región Pacífica, una región rica y diversa en todo sentido; en lo cultural, étnico, biológico y económico. Pero que está muy por debajo de las demás regiones del país, en cuanto a desarrollo social y económico.

Si, la realidad es que en nuestra región subsisten grandes brechas frente a otras regiones. Basta decir, que en materia de pobreza monetaria tenemos al primero y al tercer departamento con mayores índices de pobreza monetaria del país a 2018. En Chocó el 61.1 % de la población es pobre, 5 veces más el índice de Bogotá y 2,2 veces el promedio nacional; el Cauca la cifra es de 50.5%, y se suma Nariño con 41.4% que hace parte de los diez departamentos que superan el 40% en pobreza.

Aunque el Valle tiene un índice de pobreza monetaria de 20.4%, como región presentamos una situación crítica, la cual es similar si revisamos la pobreza monetaria extrema, el Coeficiente de GINI, el Índice de Pobreza Multidimensional y Índice de Necesidades Básicas Insatisfechas. A esta lista se podría sumar otros indicadores en materia de educación, empleo, formalidad, conectividad, entre otros, que nos hace preguntarnos ¿qué se ha hecho para cerrar estas brechas?.

A nivel regional, dada la baja autonomía presupuestal, bajos nivel de estructuración de proyectos y de ejecución, los gobernantes territoriales han tenido poca capacidad de impulsar transformaciones y esta supeditados a lo que haga el gobierno nacional. En lo que respecta a este, si uno mira los Planes Nacionales de Desarrollo en los últimos 30 años, se encuentra que se ha reconocido la problemática de la región en sus diagnósticos y se han formulado estrategias para intervenirla. Sin embargo, a la luz de los hechos e indicadores, se evidencia que la mayoría de estas propuestas no se han hecho realidad, se vienen aplazando o las estrategias aplicadas no han logrado grandes resultados en términos de desarrollo.

La explicación a esto puede ser que hay pocas variaciones en lo que se refiere a las estrategias propuestas para el Pacifico y estas han estado basadas en lógicas de desarrollo del centro del país, con una visión muy incompleta que se basan en fórmulas de desarrollo convencionales, con textos repetitivos, que no incluyen muestra identidad y anhelos como región.

Por eso se celebra el trabajo que viene haciendo la RAP Pacifico, esta asociatividad territorial ha permitido articular esfuerzos entre diferentes actores públicos y privados de los 4 departamentos, y actualmente se está construyendo un Plan Estratégico Regional con visión de largo plazo. Son muchos los logros en sus 4 años de existencia, pero se destaca que, en conjunto con los parlamentarios y sector privado, se haya logrado que el Pacto del Pacifico en el Plan de Desarrollo 2018- 2020 haya sido construido desde la región.

Esta es un gran paso para la construcción de un futuro conjunto, se reconoce que el gobierno recogió las observaciones que se transmitieron en diferentes espacios y se alcanzó un aumento considerable en el presupuesto, que hace que el Pacifico le corresponda el 11% del presupuesto nacional, lo cual es positivo teniendo en cuenta que históricamente el presupuesto para el pacífico ha sido menos del 10 % de la asignación dada al territorio nacional. Pero esto debe verse reflejado de formal real en inversión en la región, para que no quede en papel. Ahora que se están constituyendo Pactos Territoriales para gestionar técnica y financiera los proyectos de alto impacto, se espera que se logre consolidar una ejecución eficiente de lo propuesto.

A pesar de los avances mencionados, también es claro que faltan metas ambiciosas en lo relacionado con desarrollo productivo. Son muchos los frentes que debemos trabajar en la región y esto hace que pase desapercibido un factor crucial en el desarrollo de las regiones, el papel de las empresas. A propósito de la pobreza, hay que tener en cuenta que el desempleo es un elemento que incide en esta, y al ser las empresas los mayores generadores de empleo, es necesario analizar nuestra estructura productiva con enfoque espacial.

Muchos estudios demuestran que la densidad empresarial (es decir la cantidad de empresas en un territorio, medida por habitante o por kilómetro cuadrado) tiene relaciones positivas con los principales indicadores del desarrollo. Es decir, a mayor número de empresas, hay mayor generación de empleo en un territorio, y más probable que sea formal y de calidad, y con esto, hay mejores ingresos para la población y menor pobreza. A su vez, las empresas presionan por la existencia de mejores servicios públicos, salud, educación, mayor conectividad física, y estos se ve reflejado en mejores condiciones de vida y seguridad, entre otros beneficios.

En nuestra región los servicios empresariales y sociales, la industria manufacturera y el comercio representaron 71,1 % de la economía regional, pero esta base empresarial está concentrada en la zona Andina, en contraste con la zona Litoral donde hay baja presencias de empresas. Esta diferencia se refleja también en temas sociales, mientras en las zonas Andina el Índice de Pobreza Multidimensional es de 21.14% y hay mayor desarrollo social; en el Litoral el 57.29% de la población es pobre en términos multidimensionales, y hay mayor incidencia del conflicto armado y narcotráfico.

Es claro que esta diferencia la explican muchos factores, pero se puede inferir que los temas sociales tiene alta relación con la densidad empresarial, y en general evidencia que la economía de la región presenta una de las estructuras más débiles y desarticuladas del país, y que adicional a las brechas que se tiene con otras regiones hay importantes desigualdades al interior de la región, puesto que los nodos de desarrollo se concentran en tres capitales y sobre todo en el Valle del Cauca, que concentra alrededor del 9% de las empresas del país y más del 70% de las de la región pacífica.

A propósito de la coyuntura en que nos encontramos y del riesgo por parte de la población que pueda caer en la pobreza, es necesario recuperar el ingreso y empleo de las personas con visión regional. Entendiendo que lo que pasa en un departamento tiene incidencia en el otro, la falta de oportunidades en una zona se vuelve una bomba social en los nodos de desarrollo y que el abandono de lo rural se convierte en narcotráfico e inseguridad en las ciudades.

Debemos tener estrategias regionales para integrar las capacidades productivas de los 4 departamentos. Son muchas las ventajas competitivas y complementariedades productivas que nos permitirán aumentar la generación de empresas con altos niveles de valor agregado y sofisticación, que aprovechen nuestra biodiversidad de manera sostenible y con visión internacional.

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