Horrores de la guerra

Luis Ángel Muñoz Zúñiga

Hoy las guerras son más depredadoras y reflejan la máxima degradación, que parecen protagonizadas por monstruos y no por seres humanos antagónicos.

Preguntémonos: Si Pedro Pablo Rubens en 1637, que inspirado en las guerras que en el siglo XVII asolaron a Europa, pintó “Los horrores de la guerra”, ¿qué cuadro hubiera pintado hoy y qué efecto produciría? Su pintura que plasmó las guerras de hace medio milenio, corresponde a hechos bélicos que podían relacionarse mitológicamente con la voluntad de los dioses y que de todas maneras eran enfrentamientos más limpios, donde los guerreros peleaban con fuerzas, espadas y honor de defender sus patrias.

En respuesta un amigo me aseguró que, si el artista alemán fuese de este tiempo, tal vez se negaría a pintar un cuadro sobre el tema de la guerra.

Rubens hallaría que las guerras actuales, además de sus consecuencias mortales, económicas y sociales, son más criminales, de lesa humanidad, potencialmente destructivas y sucias, que desconocen los principios humanitarios universales también pactados por los países agresores que hacen parte de los organismos internacionales.

Guerras así, como la de Rusia contra Ucrania y de Israel contra Palestina, no son dignas de espacio en los lienzos de los artistas, porque el arte repele con los niveles de degradación humana, que han tocado fondo en los extremos incalculables de maldad.

Quién creyera que en tiempos de las libertades individuales, haya países que para evitar la guerra tengan que renunciar a la autodeterminación de los pueblos.

Cuando Pablo Picasso pintó su “Guernica”, lo hizo en blanco y negro, como anunciando que los ataques bélicos desde la segunda guerra mundial, empezaban a apagar los colores de la vida y sólo merecerían luto.

Hoy no escribí apologías, sólo rechazos contra las guerras, las depredadoras, reflejo de la máxima degradación humana, protagonizadas por los monstruos inimaginados hasta por los escritores del terror.