Hacia una reactivación económica sostenible

Edwin Maldonado

Hace tan solo unos meses teníamos un escenario de oportunidades para nuestra región: la consolidación de Cali como Distrito Especial; la articulación de los municipios de la Ciudad – Región, el desarrollo de grandes proyectos de infraestructura; y el potenciamiento de nuestras capacidades productivas, eran nuestro norte.

Estas metas continúan vigentes, y fueron incluidas en el Plan de Desarrollo de Cali y el del Valle de Cauca, que fueron aprobados recientemente. Sin embargo, había que considerar lo que trajo consigo la pandemia del COVID-19; esta nos hizo repensar todo, desde nuestra forma de interactuar hasta nuestros modelos de negocio, y, por lo tanto; nuestro mayor reto como región, es afrontar estas nuevas dinámicas económicas.

La pandemia hizo evidentes profundas necesidades sociales, así como temas estructurales en materia de pobreza, desempleo, informalidad y por eso, ante todo, era importante que los planes de desarrollo estuvieran enfocados en las personas, dado que con esta coyuntura encuentran cada vez menos oportunidades para ser lo que quieren ser.

Los vallunos nos distinguimos por ser alegres, creativos, artísticos y emprendedores y una de las mejores formas de aprovechar este capital humano y asegurar su bienestar, es consolidando un entorno productivo que genere fuentes de ingreso y empleo, y por eso se celebra que la reactivación económica sea el eje central de los planes de desarrollo. Pero ahora debemos trabajar para que sea una reactivación económica sostenible; en términos ambientales, en las relaciones entre empresas de una cadena de valor, entre trabajadores y empresas, entre empresas y estado, y en general con todo el entorno.

Para que sea sostenible es primordial que no perdamos nuestro capital productivo y humano, es necesario generar liquidez dando acceso a mercados de capital y con líneas de crédito innovadoras que integran fuentes locales e internacionales, que no piensen solo en el retorno financiero, sino en el retorno social y ambiental, y que esto se traduzca en mayor acceso, mayores plazos y menores tasas de interés. Lo anterior debe ir más allá de entregar un capital, debe estar acompañado de un programa que busque la reconversión productiva frente a los nuevos modelos de negocio, la incorporación de las tecnologías de la cuarta revolución industrial, y la inserción efectiva en las cadenas globales de valor.

Estos apoyos deben estar condicionados a la formalización, la cual se puede incentivar haciendo que sea menos costosa y engorrosa. Si tenemos empresas formales y productivas, tendremos productos formales y sofisticados que podrán llegar a nuevos mercados; tendremos empleos formales y de mayor remuneración, y con esto, empresas más resilientes.

La generación de empleo debe estar enmarcada en una política de formación para el trabajo que ataque de frente la baja pertinencia educativa. Ahora que se han perdido varios puestos de trabajo y que varios están en riesgo, es lamentable ver cómo mientras las personas no pueden conseguir trabajo, muchas empresas no llenan sus vacantes por falta de oferta con las competencias y habilidades que requieren, debemos cerrar esta brecha de capital humano.

Todo esto será sostenible, si trabajamos de manera coordinada entre el sector público, la comunidad, la academia y el sector privado, tirando todos hacia el mismo lado, hacia una reactivación económica sostenible.

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