El paro cafetero

¿Se justifica o no el paro cafetero? El Gobierno ha calificado de injusta la protesta. Sin embargo, no cabe duda de que la situación del sector es difícil. Por un lado, el entorno macroeconómico no le favorece. El precio internacional no es bueno, el dólar está bajo pero también hay que tener en cuenta que la demanda ha aumentado un 27 por ciento. Por otra parte, la situación interna tampoco es halagadora.

La producción está estancada. El año pasado la cosecha fue de solo 8 millones de sacos, la más baja en los últimos 30 años. La roya y la broca, agravadas por el invierno, han afectado a los cultivadores de todo el país. Desde el 2010 la Federación viene en un agresivo programa de sustitución, pero tardará cerca de tres años en lograr que miles de hectáreas recuperen su capacidad productiva. Es cierto también que el Gobierno ha inyectado millones de pesos en subsidios, fertilizantes y alivios crediticios para facilitarle la situación a los caficultores. También es verdad que para que el negocio cafetero sea sostenible nuestro país debe garantizar una producción mínima de 12 millones de sacos. Un verdadero nudo gordiano. Colombia es el cuarto productor mundial de café y su calidad es considerada una de la mejores del mundo, pero ya no la mejor. Lo cierto es que los cafés centroamericanos e incluso algunos africanos nos compiten de tú a tú. En ese contexto, no deberíamos hoy preguntarnos si el paro es o no justo, sino qué debemos hacer para seguir siendo competitivos en el mercado internacional. En épocas de crisis lo peor es parar, lo que tenemos que hacer es trabajar, trabajar y trabajar. El mundo no se detiene. Lo que no se justifica, y es inaceptable, es la violencia como mecanismo de presión.

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