Desde las regiones

Edwin Maldonado

Es común escuchar que Colombia es un país de regiones, y basta con viajar un poco para confirmar que es cierto. Nuestro país posee una amplia diversidad geográfica, climática y étnica, en la que subsisten innumerables formas de pensar y vivir, y todas, con sus particularidades, tienen sus propias virtudes.

El fraccionamiento geográfico y la multiculturalidad han configurado una variedad de realidades económicas y sociales que determinan el nivel de bienestar de la población.

Esto es sumamente importante a propósito de las elecciones regionales que se celebraron este domingo; ahora contamos con nuevos mandatarios y sus respectivas juntas directivas (asamblea y concejo) para iniciar la construcción del rumbo de las regiones en los próximos 4 años.

Aunque desde una perspectiva económica, las diferencias entre regiones pueden explicarse por factores como la disponibilidad de recursos, la dotación de capital físico y humano, la composición sectorial y la distribución geográfica, entre otros motivos, es innegable que las brechas entre las regiones están relacionadas con la forma en que se toman decisiones en las políticas públicas.

Estas decisiones requieren evaluaciones y medidas específicas en lugar de ser aplicadas de manera uniforme o dictadas desde un escritorio en la capital, sin tener en cuenta las opiniones y conocimientos regionales.

Este escenario ha experimentado transformaciones desde que se permitió la elección popular de alcaldes y gobernadores. Colombia ha atravesado un proceso de descentralización en las últimas tres décadas, aunque todavía queda un largo trecho por recorrer.

La descentralización debe ir más allá de la simple transferencia de responsabilidades a las regiones sin otorgarles los recursos necesarios; debe evolucionar hacia la autonomía administrativa y presupuestal. A pesar de que una parte significativa de los recursos sigue siendo gestionada desde el gobierno central, hoy en día las regiones tienen un mayor control sobre su destino.

Los líderes locales se enfrentan a desafíos ineludibles que deben asumir sin excusas.

En el caso particular del Valle del Cauca, la diversidad natural, étnica, cultural y económica, junto con la ubicación geográfica privilegiada de nuestro departamento, constituyen la base de nuestro desarrollo económico. Esto ha consolidado nuestro papel como la tercera región más importante del país.

Sin embargo, son enormes y no pocos los retos económicos y sociales que tenemos en los próximos años para mejorar el bienestar de la población. Para abordar estos desafíos, es crucial la colaboración de actores del ámbito público, empresarial y académico, con el fin de aprovechar al máximo nuestras potencialidades.

El primer reto de liderazgo que tienen los futuros gobernantes a partir del próximo año es unir a la población. Independiente de si votaron por ellos, un mandatario debe gobernar para todos, e incluir a todos en su plan de desarrollo.

La situación actual del departamento y sus municipios demanda una profunda revisión de las estrategias y del modelo de gobernanza del desarrollo local, en la cual, con el liderazgo de los mandatarios, se haga partícipe a todos los sectores en los procesos de planeación, construcción y ejecución de las políticas y proyectos que guíen el desarrollo económico y social.

Se deben crear escenarios propicios para el desarrollo de iniciativas que realmente responda a las problemáticas que se tienen y faciliten aprovechar las oportunidades.

No se pueden pasar por alto las restricciones presupuestarias a las que se enfrentan los entes territoriales en vista de las crecientes necesidades sociales.

Por lo tanto, otro desafío importante será la coordinación con el gobierno nacional y la gestión eficiente de los recursos. Un mandatario tiene un amplio margen de acción para mejorar la eficiencia en el uso de los recursos, implementando acciones decisivas que fomenten la sostenibilidad de los sectores productivos.

Esto, a su vez, puede garantizar una mayor inversión en el territorio y un aumento de los ingresos a través de impuestos locales.

Basándonos en nuestras fortalezas productivas y la influencia de algunas cadenas productivas relevantes, respaldados por nuestra talentosa población y las empresas que han demostrado una notable resiliencia, estamos seguros de que podemos forjar un camino hacia una recuperación económica sostenible.

Esto incluirá una atención especial a la falta de oportunidades, y juntos podremos superar las brechas sociales en la región, permitiendo que el Valle se posicione como líder en los próximos años.

No será posible consolidar un crecimiento sostenido en nuestro país si este no parte desde el territorio, de tal manera que el futuro de cada territorio sea soñado, pensado y construido desde las regiones.

Comments

Cargando Artículo siguiente ...

Fin de los artículos

No hay más artículos para cargar