Javier Miléi, candidato y posible presidente de Argentina en las próximas elecciones de diciembre del año en curso, dijo recientemente, que “la izquierda, cuando gobierna, crea pobreza” y puso como ejemplos a Cuba, donde su producto principal, el azúcar, ya no es fundamental; a Venezuela la tildó de irresponsable con su petróleo, el cual ya no es tan importante y, a su país—Argentina—gracias a sus veinte años de gobierno izquierdista, su más importante producto, la carne, poco se vende al exterior como ocurría antes. No deja de tener razón este economista.

Similares apreciaciones expresaron Winston Churchill y Margaret Thatcher, líderes de alto vuelo.

Traigo a colación esta reflexión porque hace pocos días apareció, escondida en un rincón de algún medio de comunicación escrito y en redes sociales, cómo es que con la llegada de Gustavo Petro a la presidencia, algunos de sus ministros aprovechan la ocasión para ubicar en importantes cargos del Estado a sus hijos y otros familiares cercanos, profesionales supuestamente, a pelechar del tesoro público y no a crear empresa y riqueza (¿¿??). Algunos dirán que también tienen derecho y pueden tener razón pero, lo cierto es que eso no está bien.

Es más, aquello es considerado como una infracción disciplinaria, pero como estamos en Locombia, no pasa nada.

De todas maneras llama la atención que el actual mindefensa, Iván Velásquez, haya caído en semejante y penosa situación. Veamos: Su esposa labora en la Fiscalía General; la hija mayor trabaja en Ecopetrol; el siguiente hijo en la Defensoría del Pueblo y la menor en la Corte Constitucional. Buen padre, supongo. Y ni hablemos de la ministra del trabajo y otras personalidades de la actividad burocrática del país.

Como dijo el filósofo del pueblo: ahí vamos.

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